"26 años de poesía, 568 páginas, lo mejor de mis ocho anteriores poemarios más un nuevo poemario inédito, un prólogo de Nacho Escuín y un epílogo de José Ángel Barrueco, más mi corazón al desnudo". Eso es 'Hombre de mimbre'. Lo nuevo de Vicente Muñoz Álvarez
Pacho Rodríguez, Diario de León, 19-8-2025
«Me eriza la piel y me pone los pelos de punta cómo pasa el tiempo». Lo dice Vicente Muñoz aunque lo viva como una maravillosa contradicción existencial. Porque, en su obra, en su relato y casi se diría en su actitud ante la vida, cuenta el tiempo y le pone números a los años pasados, esto es, no rehúye ni lo anterior ni el destino. Y aún así también ve la vida con ojos claros melancólicos de algún vaya usted a saber qué paraíso perdido. Catorce líneas para contar que sale Hombre de mimbre, un libro de Vicente Muñoz publicado con Editorial Páramo Lírica como antología poética de 1999 a 2025.
Se sorprende Muñoz con esta extensión de casi 600 páginas en donde tienen cabida ocho poemarios y este nuevo con obra inédita que da título al conjunto.
Hay en Vicente Muñoz la naturaleza autobiográfica de su escritura, la cual refleja sus experiencias y emociones a lo largo del tiempo, ofreciendo al lector una visión íntima y sincera de su vida y obra. Y eso es algo que se aprecia en su trabajo más meditado al igual que en sus irrupciones en la inmediatez de las redes sociales. Que en plan técnico se dice que a través de su metodología centrada en la transparencia emocional, el autor logra conectar profundamente con su audiencia, haciendo de esta antología una representación significativa de su evolución como poeta. «Me eriza la piel y me pone los pelos de punta cómo pasa el tiempo», es la confesión de lo que pasa. Y por ello ha afectado a su obra poética y su vida personal. Menciona que las antologías son como álbumes de fotos que condensan experiencias significativas, tanto positivas como negativas. Este enfoque permite a los lectores apreciar no solo sus logros, sino también los desafíos enfrentados a lo largo de su carrera literaria.
Como Vicente Muñoz Álvarez tiene mirada de cine, este nombre de Hombre de mimbre le llega de su amor por las películas, que en su lista de éxitos no hay que buscar entre las taquilleras y sí entre las rarezas. Por supuesto, en este caso, The wicker man (1973). Una carta que hace sospechar que una joven desaparecida ha sido asesinada lleva al sargento Howie de Scotland Yard hasta Summerisle, una isla en la costa de Inglaterra. Allí el inspector se entera de que hay una especie de culto pagano, y conoce a Lord Summerisle, el líder religioso de la isla...
Y Vicente Muñoz encuentra en ese ocio la inspiración de lo que luego él convertirá en relato, cuento, poema, siempre en libro.
Muñoz destaca que la escritura autobiográfica implica una desnudez emocional ante el lector, lo que no solo enriquece la obra, sino que también la hace más transparente.
Hombre de mimbre no es solo una recopilación, sino una revelación de su corazón y su forma de entender la literatura entre clásico y futurista. Muñoz utiliza esta metáfora para describir su personalidad y su estilo de vida.
Imprescindibles son también el prólogo a cargo de Nacho Escuín y el epílogo de José Ángel Barrueco.
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