Una película que debería ser de obligatorio visionado para todos los habitantes del planeta, comenzando por los dirigentes militares y políticos, y siguiendo por el resto de la humanidad: Threads (1984), de Mick Jackson.
Demoledor y brutal, apocalíptico e inclemente, escalofriante y durísimo, este filme, rodado a modo de falso documental, recrea con todo lujo de detalles un hipotético ataque nuclear sobre el Reino Unido en el contexto de la Guerra Fría, y las consecuencias de la catástrofe a lo largo de la siguiente década, que llevan a la población a la miseria y el caos: un país hecho añicos, millones de muertos, enfermedades y hambrunas, y una recesión hacia la Edad de Piedra (o de cascotes, más bien).
Pocas películas me han dejado tan mal cuerpo como esta, que no había visto en su día y me ha desazonado por completo (y provocado angustiosas pesadillas), y que sin embargo recomiendo a todo el mundo ver, para concienciarse de lo que realmente está en juego.
Uno piensa en una guerra nuclear como algo tremendo y letal, sin duda, pero no en los devastadores efectos que a largo plazo implica, y este filme lo deja meridianamente claro: el horror, el horror, que diría Kurtz en el Corazón de las tinieblas.
Buscad el día y momento adecuado, porque os dejará sin aliento, y preparaos para lo peor: el Infierno en la Tierra.
Decir que es una buena película, en este caso, no sería bastante: es necesaria.
Vicente Muñoz Álvarez
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