Junto a El extraño viaje, rodada el año anterior en clave de comedia negra, El mundo sigue (1965) es, sin lugar a dudas, la otra joya de la corona del gran Fernando Fernán Gómez como director: un potentísimo drama social, áspero y duro como el cemento armado, que pone en entredicho todos los pilares sobre los que sustentaba el régimen franquista, familia, autoridad e iglesia, y deja, por lo contundente y explícito de sus conclusiones, un regusto amargo en la boca.
Por supuesto y cómo no, la película tuvo serios problemas con la censura en su día, con una distribución y estreno restringidos, y desde entonces parece haber caído sobre ella un velo de malditismo y olvido, a diferencia de otros filmes más aplaudidos y recordados del director (El viaje a ninguna parte, sin ir más lejos).
Una crítica demoledora a la doble moral española de aquel tiempo, con unas interpretaciones de escuela (tremenda Lina Canalejas y el propio Fernán Gómez, y magnífico el resto del plantel de actores) y un guion milimetrado y redondo, basado en una novela de Antonio Zunzunegui, que nos muestra una España diferente a la de la mayor parte de las películas de aquel tiempo (y de este: a su lado, El buen patrón parece un sainete), desencantada y mezquina, farisea, hipócrita y decadente.
Imprescindible para conocer nuestra Historia.
Vicente Muñoz Álvarez
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