A lo largo de toda mi trayectoria literaria, como una letanía siempre presente, no sé las veces que habré tenido que escuchar a cientos de lectores y amigos que qué duros y desoladores y tristes son mis libros, reales como la vida perra, sí, pero que ojalá termine algún día alguno bien... Todo depende, en suma (y no lo pienso forzar), de la vida que se viva y del color del cristal a través del cual la miremos, gajes de la literatura autobiográfica, que como las olas y las mareas, sube y baja y viene y va... Peeeeero (y como diría David González, insisto, siempre hay un pero), aviso con antelación esta vez: Haga lo que haga en la Tierra, la tercera parte de la trilogía La llama encendida (que inicié con Días ruta, continué con Travesía, y cierro con este tercer poemario), TERMINA BIEN... Arranca muy mal, en mi línea habitual, o peor que nunca quizás, pero, esta vez sí, TERMINA BIEN... Espero, queridos lectores, dada la celebración del instante, que lo sepáis apreciar...
Vicente Muñoz Álvarez
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