miércoles, 20 de octubre de 2010

BEODISEA (2)


- Hola - dijo -: soy tu hada madrina buena y VOY A HACER DE TI UN HOMBRE CUERDO.
Así sin más, lo soltó, como si fuera mi verdadera madre, como si me conociera desde niño.
Era gorda y fea. Llevaba un ridículo traje de franela blanco lleno de encajes y volantes y sujetaba en su mano derecha una varita azul.
- Creo que no la conozco - dije - se ha debido equivocar de piso y...
No me dejó acabar la frase. Me rozó el pecho con su varita y salí despedido por la descarga aterrizando en el sillón. Intenté levantarme, pero no lo logré. Estaba paralizado, no podía moverme.
- No quiero trucos - me dijo -, ni que te las des conmigo de macho o algo así... No estás para esos trotes, V, así que hazme caso y quédate sentado en el sofá. Voy a devolverte el movimiento, pero tendrás que ser buen chico...
- Se acercó y me volvió a rozar el hombro con la varita azul. Entonces sentí circular de nuevo la sangre por mis venas.
- Esto no puede seguir así, V: abandonaste tu carrera, perdiste a tu mujer, perdiste tu trabajo y estás perdiendo ahora la dignidad. Andas con fulanas, vives en una pocilga, siempre borracho... Así que vamos a empezar por lo esencial: ¿ POR QUÉ BEBES ?
Me quedé mirándola en silencio unos segundos. No podía creerlo. Su cara era un pañal, fofa y de mejillas rosas y abultadas. Llevaba el pelo recogido en un gran moño y unos zapatos anticuados color plata. Y estaban todos aquellos volantes y encajes de franela que sobresalían como mariposas del vestido...
- Te he hecho una pregunta, V: ¿ POR QUÉ BEBES ?
La verdad, bien pensado, es que el hada tenía en parte razón... Había tocado fondo. Mi vida era un cúmulo total de despropósitos, un caldero enorme de detritus. Había dejado el Derecho, me había casado, me había abandonado mi mujer y no tenía dinero ni para pagar el alquiler del piso... Pero al fin y al cabo, mejor pensado aún, la cosa había sido siempre así, no es nada nuevo... vencedores y vencidos, escoria, parásitos de la sociedad... y la maldita competencia, subliminal, como una gran jaula de fieras... un mundo salvaje y despiadado donde hundirse era lo más sencillo... agencias de empleo, planes de jubilación, gimnasios, electrodomésticos... Sólo que un paso en falso y se acabó... un tiro en la sien, el alcohol, el río, la locura...
- Por última vez, V: ¿ POR QUÉ BEBES ?
- Supongo que para olvidar - dije - para no volverme loco... No soporto el mundo, no comparto los gustos de la gente, sus esquemas, su rutina...
- ¿ Y crees que bebiendo arreglas algo ?
- Bueno, al menos dejo de pensar en ello...
- Esa no es la solución y tú lo sabes. Tienes que afrontar de una vez la realidad: ¡ TIENES QUE INTEGRARTE !. No puedes seguir huyendo.
- Pero yo no quiero integrarme - dije -, me gusta ser así, no me llenan las mismas cosas que a la mayoría... la familia, los domingos, la oficina... No sirvo para eso...
- ¡ Basta ya ! - gritó el hada. Y me volvió a paralizar con la varita -. Has perdido el norte, V, el alcohol te ha trastornado y lo ves todo difuso... Voy a psicoanalizarte, a buscar las claves que te han hecho pensar así y a borrarlas de tu cabeza... Te he descuidado mucho, pero ha llegado el momento de HACER DE TI UN HOMBRE CUERDO.
Me tocó el pecho con la varita y recuperé instantáneamente el movimiento.

(Continuará)

Vicente Muñoz Álvarez, de Resaca/Hankover. Un homenaje a Charles Bukowski (Caballo de Troya/Mondadori, 2008).

Ilustración de Silvia D. Chica para Beodisea (Vinalia Trippers, nº3).

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