no sé los años que hace que no me encontraba un trébol de cuatro hojas, he perdido la cuenta ya, pero ayer al mediodía, casi seguido uno detrás del otro, como palomas mensajeras (o metáfora de lo que está por venir), llegaron milagrosamente dos a mis manos... no estaba realmente buscándolos, sólo sentado en un parque a la sombra después de un paseo, y al mirar casualmente hacia la pradera los distinguí, de entre miles y miles, como si trajeran para mí la buena suerte marcada a fuego...
buenos presagios
pensé
brindo por ello
Vicente Muñoz Álvarez
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