aquellas inolvidables series de televisión de mi infancia, mediados los años 70, aquellas entrañables series de la Transición, parte de mi educación sentimental, cuántas veces me vienen a la cabeza... solamente un par de canales, la 1 y la 2 (también llamada UHF), eran suficientes por aquel entonces para congregar a millones de españoles cada capítulo frente al televisor... las de detectives, Kojak, Colombo, McCloud y Banachek (a las que Pepe da Rosa dedicó una canción), de mis preferidas, las de terror, Historias para no dormir (de Chicho Ibáñez Serrador) o La dimensión desconocida (The Twilight Zone), las de dibujos animados, Mazinger Z (y sus delirantes puños fuera), Scooby Doo, Simbad el Marino o Dragones y mazmorras, las del Oeste, Bonanza, La casa de la pradera, El Virginiano o La conquista del Oeste, las de mascotas y animales, Flipper (el delfín), Furia (el caballo negro) y Lassie (el collie), Sandokan (adaptando una novela de Emilio Salgari), los fantásticos Hombres de Harrelson (otra de mis favoritas), la psicotrónica Pipi Calzaslargas, Raíces (y Kunta Kinte), Orzowey, Hombre rico, hombre pobre, Poldark, Verano Azul (y la trágica muerte de Chanquete), Hulk (y el inefable Lou Ferrigno), Yo, Claudio (y los excesos de Calígula y Mesalina), Embrujada, Autopista hacia el cielo, Perdidos en el espacio, las castizas Cañas y barro y La Barraca (basadas en sendas novelas de Vicente Blasco Ibáñez), Fama (y el paquete de Leroy, del que hablaban todas las chicas), El inmortal, Baretta (fantástico Robert Blake), Canon, El fugitivo, El hombre que costó seis millones de dólares, El Santo, Hotel (y la voluptuosa Coney Selleca), El Nido de Robin, Los Payasos de la Tele (¿Cómo están ustedes?), Los Chiripitiflauticos, Calles de San Francisco, Haway 5.0 (con su memorable sintonía surfera, que Loquillo versioneó), la bizarra Curro Jiménez, Kung-Fu (antes de que John Carradine comenzara a masturbarse con bolsas de plástico en la cabeza: asfixia autoerótica), Flecha Negra, Los Ángeles de Charlie, La mujer policía, Un hombre en casa, etc, etc... aquellas inolvidables series de la Transición que veía de niño con mis padres y hermana en las sobremesas, que me transportaban a realidades paralelas y potenciaban mi imaginación, antes de que llegaran la 5 y la Sexta y Antena 3, y mucho antes de que internet revolucionara para siempre nuestras vidas... con ellas crecí y me crié, de ellas, como madres nutricias, mamé y aprendí, y de todas conservo indelebles recuerdos, cientos, miles de secuencias grabadas a fuego en mi memoria, que una y otra vez, regresión tras regresión, vuelven a mi cabeza...
¿dónde
fueron a parar
aquellas caras
dónde
quedan ya
aquellos recuerdos?
Vicente Muñoz Álvarez
¿No recuerdas una serie que se llamaba Espacio 1999? El Prota era Martín Landau
ResponderEliminarvagamente, pero sí...
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