jueves, 27 de abril de 2023

ZONA PROHIBIDA



no soy actor
no soy censor
no soy transformer
no soy performer
no soy de derechas
no soy de izquierdas

no soy de nadie

sólo persona
sólo poeta

ahora

dónde

Vicente Muñoz Álvarez

LA POESÍA ES UN ARMA QUE CARGA EL DIABLO en 20 MINUTOS/MOTEL MARGOT



Vuelve Vicente Muñoz, el último beat, el fanzinero salvaje, percusión leonesa, batería en agreste, agitador introspectivo, amante y amigo. Su libro, La poesía es un arma que carga el diablo está editado por LcLibros. Vuelve en esta Primavera sin luz, la primera parte del libro, para contar, recitar, buscar tablas de la ley, unidades distintas, el camino, el coche, el oficio, la distancia y el desierto, a la vez prisión: “A cuatro kilómetros de distancia” vs “Cuento/desde mi celda/las horas”.

Escucho sus canciones, nuestras canciones, en la alegría/tristeza de la poesía, una mixtape siempre abierta. Como antes había hablado de ti: Haga lo que haga en la tierra de 2020, Animales perdidos del año 2013, Cult Movies del 2011, hablando de los mohicanos de la era postal y de Vinalia Trippers y Regresiones y Regresiones II.


En Ubik, Emmanuel Carrere, el gran impostor, le pasaba las anfetaminas a Philip K. Dick. ¿Qué importa quién sueña a quién, si todo son pesadillas o ronquidos en mitad de la noche? “Me tengo que concentrar”. Eso también lo cantaban los Gabinete Caligari. Vestidos de Fritz Lang. Vestidos de sábado noche. De Eduardo Benavente.

El amor es la vida, la distancia, otra vez, el cielo nublo que anuncia tristeza, frío y lluvia: “A cuatro kilómetros/escasos de la tuya/pero infranqueable/aún/amor/abrígate”. El amor es la muerte del cóndor, la muerte es la vida que justifica el amor. Todos los poemas de nuestra generación están atrapados en la torre de la canción. Todos somos el fantasma de la venganza. Todos somos Hank Wiliams pidiéndole cuentas a Leonard Cohen. De todos se nos ríen los ángeles: “ y a los que nos han encerrado/no los olvidaré”.

Decía Ray Loriga que no tienes lo que quieres, solo lo que no puedes esquivar. Asumirlo es el primer paso para conseguir algo parecido a la felicidad: “Con esas cartas tienes que sobrevivir/medita bien/la partida”. Amor, amor es compañía y espera, es piel y aliento conocido: “Las cataratas/que velan sus ojos/las canas/que cubren tu hocico”. Besa y besa, luego solo quedará abrazar el vacío que dejas. Ciencia y miseria, eso es la enfermedad, todo, incluso el dolor, se convierte en algo tangible con el que intentas golpear la pared. Puede ser que el intercambio entre rabia y sudor funcione: “Y a dónde van sus partículas/esa energía/en qué se transforma”.

Seleccionar los recuerdos. Buscar la frecuencia olvidada en mitad de la nada, en lo analógico del despiste. Buscarte a ti mismo en el camino, en la voz del otro: “Dentro de mí/como alquitrán/arden los días”.

Llegamos al Bosque de Weir: allí donde se duda del pasado, donde el tiempo que se nos ha entregado se empieza a contar muy despacio, las promesas que se hicieron no se cumplen, dudamos del recuerdo, jugamos con la arcilla: “Lo que somos/querríamos/y podríamos ser/la cosa se pone fea”. Fuego que nos purifica, alma que arde en contradicción, el final que va a llegar es infierno en verano, Vicente, recuerda la canción de Leonard Cohen, recuerda el futuro (“he visto el futuro/y es un crimen”): “Males endémicos de nuestra sociedad/que agoniza/con distintos bozales/en el mismo lugar”.

«¿Crees en el mercado, Vicente? ¿Cree en ti el mercado, Vicente? Pelea contra la tormenta, busca el cobijo. La lluvia que cae es pesada. Tus dioses y los míos son los mismos. En ese cine, en esas películas, es donde la imitación se convierte en genialidad: “Hipocresía/todos los colores/la oscuridad”. Yo estaba allí, comprando ediciones piratas de los más extraños giallos».

De la dictadura de las cinco décadas, de los once lustros, del terror al miedo y viceversa: “en plena distopía/mi deber como poeta/es contarlo”. Vicente, ¿eres político? Viene el tercero, Lou, Lou Reed hablando con Roger Wolfe. Arde una Babilonia. Ya no hay izquierda. Porque el final siempre es un muro, siempre es la prisión y algunos zurdos se convierten en monstruos. Los poderosos son sádicos: “Con distintos collares”, estás, Vicente, en el alambre, entre dos edificios, ayer y mañana. Pero vas a caer, caerás, “Agota tanto este juego” Pajarillo de las voces de los muertos. Tú pides lluvias y caerán piedras. “Sangre y fuego/hasta que arda Roma/luego el diluvio”. ¿Quién eres tú, Vicente? ¿El que alimenta o el que es alimentado? El que ofrece unas migajas a los hambrientos o el que suplica por un poco de pan duro cuando cierran las panaderías? “y la mano que desde arriba/les da de comer/pienso/para las bestias”.

«Pides fuego y recibes calor, que te atonta y te deja tumbado en el aire acondicionado del paso narcótico, sabes que esa cama alquilada sostuvo mil cuerpos cansados antes que el tuyo: “Pronto estarás debajo del hielo”

Y La poesía es un arma que carga el diablo: Frank Miller fue el que conjuró al demonio en su cocina y le dio un traje rojo y un bastón y le arrastró hasta el barrio de los pecados, a la ciudad del striptease, solo para verle rabiar. Frank Miller es un personaje tartamudo del Rorschach de Tom King. Mira a Nick Cave y Hannah Montana cantando un blues con una guitarra de diez pavos: “Tú decides/las notas/y la música/que vas a tocar”. Tu tributo son tus palabras, su herencia, la oración. No les llames, el Ángel sigue aquí, todos con su maldición, tu maldición heredada.

Escribes y escribes, no sabes si es laberinto o abismo, pero está claro que el ovillo nunca termina: “Nunca se acaba el poema”. Tu bondad, Vicente, la bondad del poeta. No hay envidia, solo honestidad. Es una tabla escrita en verso libre, en montañas de libro que dejan atorado el tráfico del discurso: “Por exigirme tanto/a mí mismo/como me enseñaron/dónde el camino”. Y sigues con ello, primero te concentras y luego llega el olor a carne quemada. Qué recorrido, qué camino, gastas las mismas suelas que vendes. Sales de casa cuerdo y vuelves enfurecido. El cansancio tiene algo de locura: “Pase lo que pase/en la tierra/qué aleatoria y arriesgada/siempre/mi guerra”. No tires la toalla, necesito alimento, armas sinceras que besen nuestros ojos. Tango feroz, la leyenda de tanguito, como la canción de Vox Dei, como la canción de The Animals.

El final es el principio. Un abismo entre la vida y la muerte. Dos amigos. El viento ha cambiado y tú les sobrevives. Razones y sinrazones. Qué luz y qué oscuridad. Cuánto peso estar vivo. Siglos de lágrimas por delante. Es tu cometido, es tu amor por nosotros. Necesitamos tus versos, te necesitamos a ti: “Qué corto el viaje/qué breve la vida/qué efímero todo”.

Octavio Gómez Milián



martes, 25 de abril de 2023

DESDE KOLIMÁ CON AMOR

Esa reacción compulsiva y feroz de la ultra izquierda en este país, de llamar fascista y hereje a cualquiera que cuestione su modo de ser y estar en la Tierra, opino, qué fascista es... Durante décadas, desde la Transición, se ha criticado a la derecha en España, yo el primero (quienes me han leído pueden dar fe), y me parece muy bien, las críticas son buenas si son constructivas, porque hacen mejor el sistema y controlan y equilibran al poder, sea quien sea quien detente en cada momento histórico ese poder, pero siempre han sido recíprocas, de uno a otro lado y viceversa, según quién gobierne, porque el pueblo y la calle aspiran en todo caso a algo mejor, y eso es una blasfemia que algunos, los adalides de la verdad absoluta, ya no toleran: la ultra izquierda decide ahora que a ella no, que son mejores ética y moralmente que el resto, y automáticamente tildan de fascismo a todo lo que cuestiona su verdad y su ley... Ayer, por primera vez en mi vida, me lo llamaron dos individuos a los que bloqueé, por hacer comentarios fuera de tono en el post Adictos a la lujuria, que les escandalizó y tildaron de incendiario y retrógrado: fascista... Y no, de fascista nada, ácrata en todo caso (los que me conocen lo saben bien): critico a quien me peta y sale de la chistera, a unos y otros según quién gobierne y lo que me parezca mejorable e injusto, pero eso, si replicas o largas de tu casa a alguien con quien no compartes ideario ni estética y viene a echar su meada en ella, es ser fascista hoy... Qué tiempos tan salvajes y oscuros...

Vicente Muñoz Álvarez

EN CASA de JULIA NAVAS MORENO

Por fin me ha llegado el último libro de Vicente Muñoz Álvarez, "La poesía es un arma que carga el diablo". He tenido el honor de leer el manuscrito, pero necesito el libro en papel para disfrutarlo y volver a estos poemas una y otra vez.


lunes, 24 de abril de 2023

SER DE CRISTAL



para hacerse
de piedra

me pregunto
estos días

terminando
la ruta

o ser de metal

para poder
ser cristal

aún
las aristas

en plena
transmutación

duelen

Vicente Muñoz Álvarez

domingo, 23 de abril de 2023

OPERAZIONE PAURA



La filmografía de Mario Bava es una sorprendente caja de sorpresas, pulida al máximo en cada detalle, siempre innovadora y llena de secuencias grandiosas, manierista y freudiana, y plagiada posteriormente hasta la saciedad. 

De entre sus muchas películas, me quedo personalmente con La máscara de Satán y El cuerpo y el látigo, por lo tenebroso y bizarro, Seis mujeres para el asesino y Bahía de sangre, por ser las precursoras del giallo italiano (otro género por el que siento debilidad), y muy en especial Operazione Paura (1966), un estremecedor relato gótico que aún hoy sigue erizando la piel y que, al menos para mí, resulta superior a cualquier producción de la Hammer coetánea y a la mayor parte de las películas posteriores del género. 

Fotografía, iluminación, interpretaciones, guion, música y ritmo, todo contribuye en su perfecta y justa medida a recrear una inolvidable atmósfera de pesadilla y espanto, y convertir este largometraje en una de las cumbres del cine de horror de todos los tiempos. 

Imprescindible en cualquier videoteca y otra de mis recomendaciones 5 estrellas 5.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Películas para llevarse al Infierno
(LcLibros, 2018)



jueves, 20 de abril de 2023

ADICTOS A LA LUJURIA

 

Veo documentales, de vez en cuando -sobre todo en mis días nostálgicos-, de la Movida, aquella luminosa Perla que a algunos, por suerte, nos tocó vivir cuando murió el Innombrable, como una Arcadia Perdida, puro ejercicio de introspección, y comparo, por inercia y con melancolía, aquellos tiempos con estos, aquella divina libertad, en la que todos hacíamos y decíamos pacíficamente lo que queríamos sin que nadie se escandalizara ni ofendiera a los demás, y se me ponen los pelos como escarpias al compararlos con este aquí y ahora, donde bajo una falsa democracia, gran distopía, estamos amordazados y teledirigidos, y este gobierno progre y populista, que se vende como el más tolerante desde aquella bendita década, nos impone hasta cómo tenemos que hablar y pensar si no queremos ser cancelados y políticamente incorrectos: ellos, ellas y elles, siento decirlo, están a milenios luz de lo que vivimos en los 80, mero simulacro de lo que pudo haber sido y no fue... Podrán convencer a otros, imagino, pero a los supervivientes de aquel tiempo (que no se hayan aburguesado) no: punk for ever...

Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 19 de abril de 2023

DINGO



teclear un día más
sobre el ordenador

tras tres décadas
de poesía

para qué
para quién
a qué sol

dónde el aullido

Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 17 de abril de 2023

viernes, 14 de abril de 2023

FELIZ DÍA DE LA LIBERTAD

 

¿Qué es hoy, a estas alturas de nuestra película, la República y la Monarquía, la derecha y la izquierda, lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, el fascismo y el comunismo, el capitalismo y el anticapitalismo, el socialismo y el sanchismo, el control y el poder, la distopía y la utopía, lo ético y lo deshonesto, lo moral y lo inmoral, me pregunto al llegar a casa después de otra jornada deprimente de curro, con mis clientes ardiendo y mi gremio en la ruina, desencantado de todo y de todos los que nos quieren, eso sí (y a toda costa), gobernar, y con un solo lema como bandera: ser libre? Y mi querido Thoreau, que estará contemplándonos ahora mismo desde el cielo, me responde: Walden, donde no existen las cadenas ni los prejuicios: justo ahí, en el corazón de mi bosque, quiero estar...

Vicente Muñoz Álvarez

jueves, 13 de abril de 2023

LA POESÍA ES UN ARMA QUE CARGA EL DIABLO EN CULTURAMAS




LA POESÍA COMO MATERIALIZACIÓN DE LA EXISTENCIA

Por Pablo A. García Malmierca

El ya de por sí amplio universo literario de Vicente Muñoz Álvarez se ve agrandado por su último libro de poemas, La poesía es un arma que carga el diablo. Un libro que se caracteriza por hacer santo y seña de la Verdad como bandera de identidad; digo Verdad con mayúscula porque para el autor leonés queda claro que lo importante es hablar sin tapujos de las taras de nuestra sociedad: políticas, educativas, sociales, vitales e incluso las poéticas. Es difícil encontrar un o una poeta que se arriesgue, sin miedo a perder lectores o a ganarlos, a diseccionar el mundo que nos está tocando vivir de una manera tan clara, con un lenguaje directo, próximo al aforismo, que en un ejercicio de decantación cada vez mayor de su poesía ofrece la Verdad desnuda, vital, pero también social y política. 

Nacho Escuín, en el prólogo que tan acertadamente ha titulado “Poesía contra la hipocresía”, en un guiño hacia el gran poeta ético del siglo XX, Claudio Rodríguez, dice: “… la honestidad «Siempre es un don» como diría Claudio Rodríguez, otro poeta de los de verdad, y al mismo tiempo una responsabilidad y una pesada carga que el poeta porta”. Con estos mimbres Vicente nos ofrece un tríptico que avanza desde los tiempos de la pandemia hasta las más recientes pérdidas de personas muy queridas para él: Rodrigo Córdoba y David González. En ocasiones, se ha etiquetado a la poesía de nuestro autor como autorreferencial, pero siempre va un paso más allá: tomando como centro su propia experiencia, a modo de microcosmos, la expande hacia el macrocosmos de nuestra experiencia vital, la de todos. Una visión que a muchos puede incomodar, pero que no nos debería dejar indiferentes a ninguno de nosotros.

El libro se abre con “Primavera sin luz”. Aquí la experiencia del confinamiento, que se define como: “días sin huella / lágrimas que anegan / nuestro corazón”, se hace más llevadera gracias al amor, que es visto como un grito de libertad frente a los hogares que en el libro se convierten en “celdas”, una experiencia que nos ha convertido en muertos en vida. En este lugar quiero marcar un espacio que nos define y en este libro se abre como hábitat necesario: el “entre”. Con este concepto me refiero al lugar que por ejemplo llena el amor entre dos personas o que se marca como muerte en vida o vida en la muerte en los siguientes versos: “yo estoy vivo / y vosotros / estáis muertos /… / o era al revés / yo estoy muerto / y vosotros / estáis vivos”. Sin embargo, esta visión que parece personal se abre hacia lo político y lo social, con críticas hacia el sistema que abocó a lo privado a la crisis y que nos confinó a todos en “celdas”. La solución la ofrece la dicotomía que marca la obra de Vicente, que no es otra que la ensoñación de la literatura frente a la desilusión de la vida. En este libro las antítesis, casi siempre relacionadas con el dos en el resto de su obra, se abren hacia el número tres, pues serán tres los elementos que ofrezcan estos juegos de opuestos: “… la desilusión / el desencanto / la angustia /… / el sosiego / la magia / la ensoñación”. Pero si hay una novedad formal destacable en este texto es la estructura del poema abierto; muchos de los poemas se cierran con un interrogativo que deja al lector y a la voz poética expectante por el futuro: “a ver / me pregunto / qué sale de ahí”; pero también como invitación ética a la acción, como en el poema “La conciencia es una enfermedad”: “hacer bien / las cosas / en la vida / … / y los demás / me pregunto / qué”. Esta apertura que enriquece al poema y a la propia poética del autor lanza el poema hacia el futuro lector creando ese “entre” al que me refería con anterioridad, se obliga al lector a contestar, aunque sea inconscientemente a esas preguntas, y ese movimiento ocupa ese lugar específico que existe entre las personas y que sólo la ética puede ocupar, un moveré que nos impele a actuar si es que todavía queda en nosotros algo de empatía por los demás. Esta empatía es otro de los temas fundamentales que gravitan sobre el libro; en “Remember” encontramos los siguientes versos, que la voz poética pone en boca de sus padres: “las becas / las ayudas / las prestaciones / las subvenciones / son para los que / las necesitan”. La acerada crítica sigue con referencias a la manipulación mediática en la que nos encontramos insertos, la mentira en la que vivimos instalados, el autor diferencia “la palabra” de “el ruido” en el poema “Reina el caos”. Encontramos frente a estas nuevas formas de poetizar lugares comunes en la poética de Vicente, como el desplazamiento de la voz poética respecto a su lugar en el mundo, ese sentimiento de no pertenencia que tantas veces se apunta en su poesía, en “Títeres”: “hay piezas en él (mundo) / que no encajan / seguramente yo /cuál es mi sitio”. Aparece una solución cercana al pensamiento libertario, anarquista, antisistema, fruto de esas mentiras y ese engaño continuo, en el poema “Presión”: “lo que te mete / el Sistema / en la sangre /y el corazón / qué daño hace”; sin embargo, hay soluciones como el amor, la ensoñación o la literatura que aparecen en forma de luz “disipando / las tinieblas”.

La segunda parte, “Bosque de Weir”, ahonda en la crítica política y social, que amplía hacia la poesía social y su función en la sociedad. Se abre este bosque con un poema foucaultiano, donde la metáfora de la casa como cárcel se hace extensible a los medios de control del estado, en este caso la escuela que aquí se identifica con “presidio” o “celdas”, donde “los curas” educaban con “las amenazas / los castigos / los deberes” . La voz poética se rebela contra ese sistema y el control que ejerce el “Poder”, se augura una sociedad “que agoniza / con distintos bozales” a causa del miedo. Una sociedad donde las personas nos hemos convertido en “la mercancía” que mueve el mercado libre. La única solución es ir contracorriente frente a, como nos dice el poema “Giallo”: “hipocresía / todos los colores de / la oscuridad”. Vivimos una distopía en la que el “deber / como poeta / es contarlo”, por tanto, poesía de denuncia, que como dice el libro es su deber denunciar “lo injusto y aleatorio / de cada sistema”. Frente a la hipocresía del positivismo impostado “rebelarse contra / un sistema de Poder / o contra todo / sistema de Poder / sin ataduras”. Incide en la vacuidad de las formas de relacionarnos por medio de las redes sociales donde todo es impostura, por ello el lugar del poeta es “al filo de la navaja / bajo el volcán/ … / frente a la mansedumbre / contra el adoctrinamiento / frente a la conformidad”. Siempre hay esperanza frente al adoctrinamiento que se define como “pienso / para las bestias”. Termina esta segunda parte con un claro “dejadnos ser” que defiende el individualismo como solución, “tierra de nadie / mi único reino”; ese “entre” como único lugar donde el individuo se puede desarrollar fuera de manipulaciones y mentiras.

Se cierra el libro y este tríptico con “La poesía es un arma que carga el diablo”. Vicente mete el dedo en la llaga de la poesía, plantea dos caminos “para evadirnos / para anestesiarnos / para complacer “; o bien “para conocernos / para interrogarnos / para comprender”. Tampoco se olvida de los críticos literarios que tantas carreras han cercenado con sus valoraciones. Sin olvidar a todos los poetas anónimos que el canon ha dejado de lado. Para ofrecernos su propia poética donde la vida y la poesía se confunden, una poesía de la luz que “ilumina / o abrasa”, con sus exigencias y sus dudas, que pueden llevar al artista a su propia destrucción; en el poema “Cómo puede destruir el arte los artistas” leemos: “cómo se aíslan / obsesionan / y distorsionan / sus vidas / hasta / la extenuación / y el caos / por qué “. Como dije al principio, en esta parte se habla de los amigos desaparecidos, de aquellos que en otras ocasiones Vicente ha denominado “perros de lluvia”, David González y Rodrigo Córdoba, que aquí tienen su merecido homenaje.

Debo señalar que este libro además de expandir la poética de Vicente Muñoz Álvarez con el uso de poemas abiertos y la ampliación de las antítesis hacia el número tres, se caracteriza por la creación de ese lugar “entre” que todos deberíamos buscar y que nos podría definir en lo personal, “ese lugar / dentro de mí / que lo ilumine todo ”, ese poema, “la trinchera / y la guerra / la sangre / y el corazón / justo en el medio / el poema”. Pues esa es la búsqueda de este libro de poemas que, aunque nos ofrezca una crítica feroz de lo político, lo social, lo literario, lo humano, no es más que una búsqueda de la luz, de esa esperanza que nos permita seguir sobreviviendo a un mundo hostil, y como dice la voz poética “sigo caminando / aunque no sepa / hacia dónde / al amanecer “.

Pablo A. García Malmierca,
Aldealengua, 9 de abril de 2023.



miércoles, 12 de abril de 2023

DESDE SIMANCAS CON AMOR

¿Por qué siempre Malcolm Lowry, cuando estoy en ruta, dentro de mi cabeza? Porque en Bajo el volcán, cumbre de la narrativa del siglo XX y desafío personal para mí, repite como un mantra una frase que para cualquier perro de la lluvia (como diría su hermano Leopoldo María Panero) hace temblar el aire: no se puede vivir sin amor... Esas palabras, cuando me toca dormir en hoteles de carretera, el de Simancas ayer, por ejemplo, lo sintetiza y resume todo: la soledad de las noches de ruta y las sábanas frías, el extrañamiento y el alejamiento, la tristeza y desolación de sentirse perdido en la tierra, y los misterios de la carne y el corazón: sin amor no se puede vivir en ningún lugar del mundo, pensaba mirando el techo en la oscuridad del motel, pero menos aún lejos del hogar, al borde de una autovía escuchando los camiones y coches pasar, ese rugido constante, ese interminable aullido de los motores sobre el asfalto en la noche, ladridos en botellas rotas, y esa sensación hiriente de abandono y deriva, como espinas atravesando la piel en medio de la nada, cuánto duelen y lastiman, cuánto...

Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 10 de abril de 2023

UNA PRIMAVERA DE TU MENTE



según qué punto
de encaje

como nos enseñó
Castaneda

primavera u otoño

pétalo o estigma

principio o fin

cambia
la perspectiva


Vicente Muñoz Álvarez

EN CASA de JULIA ROIG

 

El nuevo poemario de Vicente Muñoz Álvarez, La poesía es un arma que carga el Diablo, está ya en ruta y se está cobrando su dosis de Mediterráneo con sus letras corsarias, en las que se confiesa, se moja y dispara. Valiente.


sábado, 8 de abril de 2023

DEVIL CAME TO ME


Qué hacer ahora, en pleno siglo 21 y tras la pandemia, con la poesía, en esta distopía, y para qué, hacia dónde y para quién el mensaje, versos como claveles o bombas, después del diluvio, metáforas o verdades, criptogramas o realidades, seguir siendo cómplice o no, agradar o epatar, asentir o luchar, callar o gritar, todo eso me pregunté antes de publicar este libro incendiario, y el Diablo, me dijo: you just follow me...

Vicente Muñoz Álvarez


EN CASA de ELOY MORENO

martes, 4 de abril de 2023

LO QUE HE LEÍDO Y AMADO

 

Supongo, mirando hacia atrás sin ira, que mi literatura, lo que como escritor he dado de sí, ha sido en parte lo que he leído y amado, y lo que me ha hecho, para lo bueno y lo malo, crecer y ser lo que soy: autores que cuestionaron el mundo que les tocó vivir, valientes y sin mordazas, autobiográficos y subversivos, que entendieron la escritura como un ejercicio de introspección y de búsqueda, de autoanálisis y transformación, no como un juego de evasión ni de damas (o de ajedrez, habría que decir hoy, para no ofender a nadie). Esa concepción del escritor como lobo, no como oveja, como francotirador y guerrero, no como instrumento ni siervo de nada, me ha llevado hasta aquí, ni más ni menos hasta donde ellos llegaron: tierra de nadie, mi único reino...

Vicente Muñoz Álvarez

EN CASA de TOMÁS SOLER BORJA

 

Recién llegado el nuevo libro de poemas 
de mi amigo Vicente Muñoz Álvarez. 
Ahora a hincarle el diente.

Tomás Soler Borja


lunes, 3 de abril de 2023

DIVINAS PALABRAS



No tanto por la película en sí, que tiene sus luces y sombras, puntos a favor y en contra, sino por la adaptación que hace de la obra de Valle-Inclán, que logra transmitir al espectador su espíritu bárbaro y esperpéntico, Divinas palabras (1987), de José Luis García Sánchez, ha superado con creces la prueba del algodón.

Demasiado cómica y frívola, quizás, sobre todo en su primera parte, y con dos protagonistas, Ana Belén e Imanol Arias, poco acertados (por demasiado icónicos y mediáticos) para la ocasión, la película va ganando peso a medida avanza el metraje, captando la atmósfera envilecida de la obra de Valle, su trasfondo degenerado y mezquino, y dejándonos finalmente estupefactos ante tanta degradación moral.

La estupenda recreación que hace, además, de la Galicia profunda, ancestral y retrógrada, y el magnífico elenco de actores secundarios que reúne (con un Paco Rabal que borda su papel y un Juan Echanove que se llevó el Goya a la mejor interpretación masculina de reparto), dan credibilidad y solvencia al tremendo drama que representa.

No abundan en nuestro cine, por otro lado, las adaptaciones de la obra de Valle-Inclán, uno de los autores más transgresores de nuestras letras, y de las pocas que existen, Divinas palabras (junto a Luces de Bohemia, de Miguel Ángel Díez) es seguramente la que mejor logra captar el espíritu crítico e iconoclasta, despiadado y feroz del autor gallego.

Ideal para estos tiempos de impostura y doble moral que estamos viviendo.

Vicente Muñoz Álvarez