domingo, 29 de noviembre de 2015

IMPRESENTABLES



los que prometen
y no cumplen
los que traicionan engañan
los que no tienen principios
los que no saben estar
los que se dejan llevar

huye de ellos
como de la peste

por sus frutos
(envenenados)
los conocerás


Vicente Muñoz Álvarez

HÉCTOR, EL ESTIGMA DEL MIEDO



No muchos habréis videado esta rareza del cine español de los años 80 y, os lo aseguro, merece la pena rescatarla del olvido.

Porque Héctor, el estigma del miedo (1984), de Carlos Pérez Ferré, representa como pocas el espíritu mísero y sórdido de nuestra España profunda, y es de ese tipo de películas que, por lo traumático, nunca se olvidan.

La había visto en su estreno, hará unos treinta años, y fue tal la impresión que me produjo, que desde entonces la había estado intentando sin éxito encontrar, hasta que por fin he vuelto a dar con ella. 

Le viene a uno a la cabeza una y otra vez al verla, salvando las distancias, Furtivos (1974), de José Luis Borau, no sólo por compartir ambas protagonista, el malogrado Ovidi Montllor, sino por estar las dos ambientadas en un entorno rural asfixiante e inhóspito, por la crítica social encubierta que ambas encierran y por lo trágico y truculento de la trama (que en este caso incluye parricidio y zoofilia, entre otras delicatessen). 

Aunque Héctor, el estigma del miedo (y esto es lo que la diferencia y singulariza) se distancia de su predecesora en un inquietante giro argumental que la deriva hacia lo terrorífico, convirtiéndola en un film (atípico y extraño) de género.

Magnífica, como en Furtivos, la interpretación de Ovidi Montllor y la estremecedora canción con que arrancan los créditos (de su propia autoría, con Toti Soler a la guitarra), desolador el mundo caciquil y rural que retrata, y aterradora la última parte del metraje y su desenlace, que se clava como una daga envenenada en el corazón.

No os la perdáis.

Vicente Muñoz Álvarez

viernes, 27 de noviembre de 2015

PUZZLE



me lo repito muchas veces y hablo de ello a menudo, lo sé, pero cada vez más extraño todo, las sincronicidades, las casualidades y el azar, realmente extraños... encajan y se desencajan las piezas a un ritmo vertiginioso y veo cosas que antes no veía pasar, como una clarividencia incipiente, un don de la ebriedad, cómo encajan y se desencajan las piezas, y son sensaciones que estremecen, aquello y lo otro y lo de más allá hilado con eso y esto y aquello, y como que todo cobra sentido e ilumina o defrauda a la par... como un incomprensible puzzle, el pasado, que sólo desde el presente lograra encajar, y como un imprevisible tornado, el futuro, el caso es que todo lo que encaja en mi vida, no sé muy bien cómo ni por qué, luego se vuelve a desencajar... 

y esa
enigmática
clarividencia
a veces

a veces


Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 25 de noviembre de 2015

DEL NIDO


a medida que pasan los años más lo valoro, la importancia del hogar y del nido, cada vez con más conciencia e intensidad... pase lo que pase, estés con quien estés, solo o acompañado, mejor o peor, con o sin problemas, con más o menos suerte o fortuna, tu casa, tu refugio y tu lugar en el mundo, un sitio donde respirar... pero es sobre todo ahora, al ir terminando la ruta, después de semanas de hoteles y carretera, cuando en verdad más lo valoro, el hogar, las mañanas tranquilas de escritura y lectura, las tardes videando películas, el humo de mi cocina, mi biblioteca y libros a mano, las sábanas de mi propia cama, mi ordenador y cuarto de baño y estas cuatro paredes entre las que me cobijo... voy dándole cada vez más importancia a medida que pasan los años a eso, da igual dónde, cómo y con quien esté, y otorgándole su verdadero valor y sentido, porque me guste o no me voy haciendo mayor y tener un sitio donde refugiarme del mundo (y del incesante diluvio de la tontería humana, que diría el Des Esseintes de Huysmas) y entregarme a mis propias ensoñaciones y fantasías se ha convertido, en realidad, en lo básico y esencial y más importante en mi vida... lo pienso muchas veces mientras estoy trabajando fuera, en los días de ruta, en las horas vacías de furgoneta, en los restaurantes de carretera y en las noches tediosas de hotel, pero sobre todo lo pienso al ver casi a diario, cuando regreso a mi casa, una mísera y estremecedora chabola al lado de la autovía, en un bosque junto al río, cuatro chapas de latón mal engarzadas, un tendal improvisado con ropa húmeda al lado, un perro famélico en la puerta ladrando y un vagabundo melancólico observando los coches pasar... sobre todo ahora, cuando se acerca el invierno, cuando se acortan los días y llegan los meses de helada, se me congela la sangre en las venas al contemplar esa imagen de mis pesadillas, esa chabola y esa intemperie, ese hombre a la deriva, esa forma de vida y esa posibilidad, y agradezco más que nunca, sí, más que nunca, el calor del hogar...


Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 23 de noviembre de 2015

BOLA DE CRISTAL



ha nevado ya en la montaña, justo al terminar la ruta, como un buen presagio, se ha disipado la niebla y súbitamente han descendido las temperaturas y ha nevado en los puertos, lo he visto al salir con mi perra esta mañana desde La Candamia, Correcillas y Peña Valdorria y sus colinas circundantes cubiertas, como un Shangri-La en la distancia, como una promesa, perfectamente blancas en el horizonte bajo un sol que parecía ya invernal, y he tenido una extraña visión, como si todo el paisaje que contemplaba, incluyéndome yo mismo y mi perra y el bosque de pinos donde me encontraba fuera una enorme bola decorativa de cristal a la que al terminar la ruta alguien hubiera dado la vuelta y como por arte de magia (blanca) la niebla se hubiera disipado y hubiera aparecido en cuestión de segundos otro paisaje, el cielo azul intenso, el sol suspendido en lo alto, los montes nevados, yo liberado y tranquilo, todo de otro color, como el adiós a la ruta y la oscuridad y la niebla, no sé, algo revelador y simbólico, una muy grata experiencia...


Vicente Muñoz Álvarez

CARL THEODOR DREYER

viernes, 20 de noviembre de 2015

LET'S GO



dejo atrás Babilonia y la niebla, salgo como a presión (mucha presión) del agujero negro de las tiendas y la carretera, de los zapatos y los hoteles baratos, de tanta melancolía y estrés, tengo ya aquí a mi perra Wen y amanecer al fin con este horizonte por montera es como despertar de una larga pesadilla... atrás quedan tres meses de zozobra y deriva, de pelea sin cuartel con las maletas de muestras a cuestas, clientes y carretera, zapatos y más y más zapatos, impagos, traspasos y todo tipo de problemas y jodiendas diversas, y al frente esta mañana, al despertar, un largo invierno de ensoñación a la vista... y ahora ya sí, quiero perderme en la niebla, en mi propia niebla, salir a buscar setas en la niebla, pasear por mi vetusta ciudad en la niebla y enredar todo lo que pueda en la niebla... pero lejos, muy lejos de la que dejo atrás, esa nube tóxica y griste de gas que gravita como una mortaja sobre Babilonia y de la que me ha costado tanto salir... y están ya acumulándose vertiginosa y gozosamente los nuevos proyectos, el nuevo Vinalia, nuestro número 14, con el que celebraremos por todo lo alto nuestro vigésimo aniversario, y nuestra legión incondicional de Tripulantes, Películas para la penumbra a punto de salir de imprenta, El merodeador en vías de reedición, los nuevos libros en los que estoy trabajando, mis blogs activados, mi familia y amigos siempre ahí, los viajes pendientes, mis adorados filmes de terror, la casa caliente y el fuego encendido... 

todo va bien 

me digo

 todo va bien 

let's go

Vicente Muñoz Álvarez

martes, 17 de noviembre de 2015

PSICASTENIA



ANSIEDAD


puede ser una pesadilla, sí, a menudo una atroz pesadilla, lo que me hace despertar así, ansiado y descontrolado y neurótico, o pueden ser también esos versos imposibles que no casan, los dichosos versos, o las viejas pelis de terror que video medio ensoñando al anochecer, o mi pie izquierdo al rozar el suelo frío de la habitación algunas mañanas, o los aullidos de ese perro encerrado que se asemejan a agonizantes gemidos, o el maldito deber sin cumplir, el que yo mismo me invento, o la sensación de impermanencia y vacío, de que nada perdura y todo se acaba y me falta tiempo, o la ruta de calzado que a punto estoy de comenzar, unida a esta crisis perversa, o alguna canción que me agita hasta el tuétano en algún momento del día, o también la edad de mis padres, lo que les pueda pasar, o a veces los fantasmas de antaño y las servidumbres presentes, sí, vender zapatos, el cambio de muda y de piel, o puede ser, por qué no, mi hipertensión crónica, o quizás sólo el cansancio, lo más probable, o el aluvión de recuerdos que a menudo me nublan la vista, o tal vez mi hipocondría congénita, cómo tendré la sangre, el temor a las agujas, si estaré en el fondo bien, o puede ser sin más mi tendencia a replantearme continuamente las cosas y reconcomerme las entrañas por dentro, a psicoanalizarme y pedirme cuentas y necesitar tener todo perfectamente hilvanado, pero lo cierto es que la ansiedad está ahí, como una tenia, como una bestia al acecho, como una maldición, diciéndome te falta esto o lo otro, agitando mi tensión en las venas, y yo lucha que te lucha por encontrar mi equilibrio y aplicar todas esas lecturas de los maestros antiguos, Castaneda, Osho, Buda, Krishsnamurti, a mi nerviosismo innato, mientras camino con mi perra a toda velocidad por el bosque intentando sosegar mi conciencia para regresar puro y limpio a mi casa, en lugar de estresado y convaleciente y nostálgico...

tranquilo
me digo

todo va bien
todo está bien

mientras
los pájaros

ajenos 
a mi debacle

se funden
instintivamente

en el horizonte
y el cielo


HIPOCONDRÍA


cada vez más
hipocondríaco

pensando en todas las enfermedades habidas y por haber, en que casi todas podría tenerlas yo, el hígado tocado algunos días, los riñones otros, los pulmones siempre, la tensión por las nubes, la espalda y el cerebro roto, diabetes, hepatitis, colesterol, ácido úrico, trastorno límite de personalidad, problemas de integración, extrañamiento y deriva, falta de perspectiva, síndrome de inadaptación, colon irritable, reuma, artritis y cefalea... cualquier dolencia que leo o me impresiona se traslada empáticamente a mí, como una esponja absorbo cualquier enfermedad, me abruman todas las noches pesadillas extrañas, pienso en el fin de los días, en que se acaba el tiempo, en la fugacidad de la vida y en la debilidad del cuerpo... esta mañana, en el hospital, al ir a tomarme la tensión y pedir mis pastillas, carteles anunciando todo tipo de males, campañas de vacunación, gente atestando el ascensor y las salas de espera, oliendo a sudor y miedo, buscando cura y consuelo, y yo en medio del caos encarnando subconscientemente todas las penas del mundo hasta que el doctor, tras la medición, me dice que todo va bien, al límite pero bien, relativamente bien... y entonces respiro hondo y bajo corriendo las escaleras y salgo suspirando a la calle y me digo que por hoy ya está bien, basta ya de aprensiones, vale ya de tragedias, la sangre sigue fluyendo, el corazón bombea y es hora de sentarme a escribir para renacer de nuevo de mis propias cenizas...


VACÍO


días de angustia en los que se te desgarra el alma, como si te arrancaran a mordiscos el corazón, y una pena profunda lo envuelve todo, el mundo teñido de gris, la vida rota y el cerebro herido, sin que en el fondo sepas por qué, sin que aparentemente haya motivos, cuando todo va bien pero intuyes (y eso es lo que más duele) que tu cabeza, sólo ella, te está jugando una mala pasada, quizás porque se ha cansado de ti, de tus hábitos y tu rutina, y necesita acción y evasión, alimento para el espíritu, y se rebela y convierte en tu peor enemigo, un monstruo que nunca se sacia, con nada se llena y te devora como una alimaña por dentro... días espesos, vacíos, de asfixia y espera, que se clavan en la piel como espinas, que enturbian los ojos, que estrangulan, que oxidan, días de naufragio y deriva en los que no sabes qué hacer, nada te ayuda, todo se vuelve en tu contra, ni películas ni paseos ni sexo ni libros ni fiesta ni amigos, con nada te relajas, interrumpes la lectura, paras la película, das cientos de vueltas, no te sirve fumar ni beber ni ensoñar porque es como si estuvieras aletargado o muerto, sin ganas de nada, sin moral para nada, sin entender nada salvo que algo por dentro te escuece y no sabes cómo aliviarlo, un malestar profundo y tenso, muy tenso, tanto que parece que todo a tu alrededor, de un momento a otro, fuera a estallar... por no hablar de tu baja autoestima, tal vez ahí esté el germen de todo, piensas, lo que esperabas del mundo no llega, lo que te propusiste alcanzar se esfuma, el sol de julio aplasta, la piscina está llena, no sirven los bares, la calle, el humo, el mal está dentro, pasará, como ha pasado otras veces, pero ahora mismo te quema y sabes que en el fondo (y eso es lo que más duele) sólo es tu cabeza, eres consciente, así que párala, te dices una y otra vez, no pienses en nada, lo has leído cien veces, sabes bien la teoría pero algo te impide aplicarla, lo ves todo oscuro, te sientes daltónico o ciego, es el calor, te repites, así te consuelas, cuando en realidad sabes que el mal está dentro, que eres tú el culpable de todo, tú manejas los hilos, eres la mano que mueve las piezas, pero se te escapa a borbotones la vida como se consume un cigarrillo, imperceptiblemente pero dejando huella, calcinando tus pulmones y envenenándote la sangre en las venas... que tienes que contarlo, escribirlo, expresarlo, sacarlo fuera, es lo único que te puede salvar, lo has hecho otras veces, sentarte a escribir y canalizarlo hacia afuera, ahí está el quid de la cura, la forma de sanar por dentro, pero las palabras se enredan, no suenan, se enfangan, no encajan, huelen a rancio y podrido y lo dejas todo de nuevo, todo lo dejas una y otra vez y sólo te queda moho en las entrañas, cenizas, sólo te quedas tú, consumido y vencido, aunque sólo por un tiempo, esperas, sólo hasta mañana o pasado, cuando descanses y duermas, cuando el amanecer te ilumine, cuando el amor te redima, cuando la vida te vuelva a llenar...

cuando se pase

otra vez

este tremendo vacío


MAGIA


aunque están luego esos otros días, los del renacer, que dan sentido a la vida, llenos de luz, plenos e intensos, en los que todo encaja de nuevo, la sangre fluye en las venas, el alma descansa, el cuerpo no pesa, tu mirada ilumina, días de vino y rosas que devuelven la fe, milagros para los sentidos... y entonces sí, como por arte de magia (y eso es lo que más desconcierta), las palabras sí suenan, se apoyan, van de la mano, el enemigo se oculta, cesa la angustia, se acallan las voces, las dudas se aclaran, se extingue el fuego... por qué antes no y ahora sí, cuál es la clave, te preguntas, pero no encuentras respuesta (y eso es lo que más desconcierta), quizá tus biorritmos, tu esencia, tu forma de ser, aunque hacer preguntas no es el camino, se trata sólo de vivir el momento, no pensar, sólo sentir, como si cada minuto fuera el último y se acabara el tiempo... 

no apegado a nada 

equilibrado
& sereno 

integrado de nuevo en ti


Vicente Muñoz Álvarez,
de La locura
(Neurótika Books, 2015)


Textos extraídos de Días de Ruta 
(Lupercalia, 2014)


domingo, 15 de noviembre de 2015

BLOW-UP



Aplaudida por muchos y denostada a la par por otros tantos, Blow-Up (1966), de Michelangelo Antonioni, es un rompecabezas de piezas que aparentemente no encajan y situaciones absurdas (aunque deslumbrantes desde el punto de vista estético) que conforman una trama retorcida donde nada es lo que parece y todo cobra aires de alucinación lisérgica hasta desembocar en un ambiguo y desconcertante final.

Esa es, en esencia, la baza fundamental del film: un juego especular de pistas e hipótesis vagas que el espectador debe interpretar en función de lo que vea (o crea ver) y deduzca a medida avanza el metraje.

Basada en un relato de Julio Cortázar, Blow-Up (traducida al español como Deseo de una mañana de verano) es puro cine de autor, con todos los pros y contras que ello implica (más aún tratándose de Antonioni), y una película emblemática para los amantes de los años sesenta: vestuario, ambientación, decoración, escenarios urbanos y banda sonora (impagable el salvaje directo de los Yardbirds), la convierten en un fetiche indiscutible de la era pop.


Vicente Muñoz Álvarez, de Cult Movies: Películas para llevarse al infierno (Eutelequia, 2011LCLlibros.com, 2013).

Blow-Up (directo de los Yardbirs) en You Tube:


jueves, 12 de noviembre de 2015

COSAS EXTRAÑAS EN LA NIEBLA (o agujero llamado Nevermore)



ha sido una semana muy extraña de ruta, esta, por mi forma de ser y ver son siempre extrañas, pero esta, qué duda cabe, se lleva la palma al respecto... tocante a niebla, nunca vi nada igual... como entrar en un agujero negro, la ruta de Zamora (y adoro normalmente esta ciudad, por lo auténtico, lo ensebre, lo singular), la niebla lo ha envuelto todo... desde que salí de León hasta que he regresado al hogar, una espesísima niebla que lo ha envuelto todo dentro y fuera de mí, como un funesto manto oscuro, como descender al inframundo, como el corazón puro de las tinieblas, estos más de 600 kilómetros de ruta en la niebla, de León a Zamora y de Zamora a Arcenillas y vuelta a Zamora y de allí a Toro y luego a Alcañices y después a Moveros y de allí a Bermillo y al fin de vuelta al hogar, todo sumido en la niebla... pero una niebla ominosa y terrorífica como nunca antes vi... una niebla en el alma y en las costillas, una niebla que enturbiaba los ojos y llegaba directa al corazón, todo tenebroso y dormido, todo en traspaso, todo en crisis, todo lúgubre y solitario, todo como de pesadilla... conduciendo a cincuenta o sesenta kilómetros por hora en la niebla, más de 600 kilómetros, suma las horas... y amigos que entretanto se han muerto y ventas de risa (de calavera) y paisajes mortuorios, todo como un ataúd en la niebla, la furgo congelada por fuera, los campos escarchados, las tiendas vacías, la decadencia, el fin de raza, como si algo se lo estuviera comiendo todo, la desolación... han sido unos días muy extraños estos, como levantar la tapa de la tierra y descender al inframundo, a las tinieblas, una temporada en el infierno, pero al fin he aterrizado en mi nido y ha sucedido algo simbólico y muy hermoso justo al llegar... tres días intensos y extranísimos, como de la Hammer, como de otra galaxia, y justo al llegar, como a 10 kilómetros de mi hogar, de repente la luz... como salir expulsado a propulsión de esa trampa, de ese inframundo y oscuridad, la noche clara y las estrellas... y he mirado por el retrovisor y atrás he visto una nube de gas, un agujero negro inmenso, la pura oscuridad, y yo saliendo no sé cómo de ella, llegando de nuevo a mi gente y a mi ciudad, el cielo estrellado, la nitidez de la noche, todo sereno y tranquilo, y como un torbellino a la vez la energía y la fuerza, hay que arrancar con esto y lo otro, quiero ir aquí y allá, tengo que quedar con este y aquel, todo va bien, soy yo de nuevo, todo va bien... pero atrás otra realidad aparte, oscura y siniestra, un mundo hostil, peces abisales, hombres del saco, cosas extrañas, muy extrañas, amenazando en la niebla...


Vicente Muñoz Álvarez

martes, 10 de noviembre de 2015

domingo, 8 de noviembre de 2015

DÍAS DE RUTA



on the sea
on the road
on the ground

under
the volcano

cuál es
la ruta


Vicente Muñoz

GENES(IS)




en el cuerpo está la carne y en la carne está la sangre y en la sangre están los genes y en los genes el destino y el destino está en las venas y en las venas las palabras y las palabras son los ojos y en los ojos sueña el cuerpo y en el cuerpo están los músculos y en el músculo el deseo y el deseo es la sangre y la sangre son los huesos y los huesos son los muertos y los muertos son los vivos y los vivos nuestros muertos...

encárnalos


Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 2 de noviembre de 2015

MIRA CÓMO OSCURECE



sales del verano en sandalias y camiseta y el otoño, quieras o no, te pone pronto las pilas... sales de la luz y del sol y te encuentras estos días nublados, las hojas cayendo, los frutos del bosque, las setas y los majuelos, y es todo como un sumirse lentamente en el sueño, como un pequeño invernar, el cielo cubierto y la niebla, las tardes de lluvia, como un refugio interior, los víveres y las chimeneas, los libros y los poemas, como un sortilegio, y esa sensación de los ciclos que pasan, de arrugas en la piel, de cómo se agrieta la corteza, se apagan las llamas por fuera y se enciende por dentro otra mecha...

misterio
de las estaciones


Vicente Muñoz Álvarez

MI VIDA EN LA PENUMBRA

175.000 latidos

domingo, 1 de noviembre de 2015

ZAPATOS VOLADORES & HONGOS DE PODER



zapatos y hongos sin tregua estos días, hasta el punto de soñar ya con ellos, zapatos voladores, como nubes pasajeras, y hermosos boletus en el bosque de mi ensoñación... durante la vigilia zapatos y en los descansos boletus, y setas y zapatos también en mis sueños, hongos de poder bajo la hojarasca de la cama y zapatos con alas en el cielo de mi imaginación... así pasan estos días intensos de ruta, al volante de mi nave con el disfraz de hombre cuerdo y la cabeza en cien lugares distintos, playas remotas y selvas exóticas, creando universos paralelos y repitiéndome una y otra vez el mantra mágico de mi padre: que nada te turbe, que nada te turbe, como terapia de autoconservación...


Vicente Muñoz Álvarez