domingo, 23 de febrero de 2014

BARRIO HÚMEDO (El hígado & la piel)


mis padres siempre cuentan que mi primera borrachera en el Barrio Húmedo la pillé a los cuatro o cinco años, con limonada, una Semana Santa en que, en no sé qué mesón, cenando, me la dieron inocentemente a probar, medio vasito, poco más que mojar en ella los labios... y que al salir a la calle iba partiéndome el culo de la risa yo solo, haciendo eses por las aceras y dando tumbos de aquí para allá... yo apenas lo recuerdo, quizás alguna vaga imagen al fondo de mi cabeza, las mesas de madera y las jarras y cubas de vino de alguna bodega y muy poco más... pero sí, ya de adolescente y en lo sucesivo durante el resto de mi vida adulta, las cientos, seguramente miles de veces que he pateado sus calles y alternado en sus parroquias y bares, y los incontables litros de vino y cerveza, como para llenar varias piscinas, que he trasegado allí... menos, mucho menos ahora, la verdad, pero casi a diario durante los muchos años que viví en la ciudad, hasta los treinta, de cañas y vinos por sus tabernas... el Barrio Húmedo, Shangri-La leonés, rincón de almas perdidas, conocido en toda España por sus cientos de tascas, estandarte del León beodo, cuna de ilustres borrachos, patria chica de Genarín, país de Nunca Jamás, tela de araña absorbente, con sus callejas estrechas y destartaladas, sus plazas recoletas y sus mesones y tabernas (casi todas, por desgracia, recicladas hoy en impersonales bares de copas), el Barrio Húmedo, cuántos días y tardes y noches alternando a lo largo de mi vida allí... poco que ver ya con el que conocí en mi niñez, años 70, adolescencia, años 80, y juventud, años 90, salvo por los litros y litros de alcohol que en él, generación tras generación, se han trasegado... bares y tascas para el recuerdo, muchos de ellos que hoy ya no existen, donde, vaso tras vaso, nos dejamos el hígado y la piel: el Lisardo, el Emiliano, el Matasiete, el Minibar, el Racimo de Oro, la Cantina (y sus acid test), la Bodeguita, el Oriente Medio, el Lorenzo, el Montejos, el Universal (el bar de Bingo, guitarrista de mi grupo, Veredicto Final, nuestra segunda casa y punto de encuentro a finales de los 80), el Octubre Rojo, la Patata, el Flechazo, el Place (de Mila y Teté), el Pote, el Desnivel, el Garbanzo Negro, la Bodega Regia, el Besugo, la Gitana, la Piconera, el Chivani, la Bicha (vade retro, Satanás), el Valdesogo, la Tierra, el En obras, el Miche, el Húmedo, el Tizón, la Dulzaina, el Cuervo, el Dulcinea, el Celso, el Toisón (que inmortalizaron en una canción, himno de la noche leonesa, Los Cardíacos), el Agustín, el Benito, el Polvos, el Cafetín, el Quijote, la Mazmorra, el Esteban, etc, etc, etc... cuántos y cuántos vinos y cervezas en ellos, cuántos corazones perdidos, canciones y melopeas, amores y desencuentros, intrigas y peleas, mediodías de terrazas al sol e interminables sobremesas de orujos y noches de fiesta, cuántas historias y anécdotas, cuántas regresiones y cuántos, cuántos recuerdos...


Vicente Muñoz Álvarez


Noches de Toisón


5 comentarios:

  1. Ahí me has dado, me has llevado años atrás, años que ya pasaron, pero que uno mira desde la distancia a veces, del cariño, salud, amigo

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  2. Los que vivimos esos trasiegos y recorrimos sus dias y noches, si que podemos decir, si miedo a errar, que Tiempos Pasados si fueron mejores.
    Aun asi, esos barbaros colonizadores de la noche, no podran con Nuestro Barrio.
    Manolo Volkscooter

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  3. Genial...ccuántos recuerdos...buenos y malos...y cuánto alcohol...jajjajaajajja SALUD. ;)

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