miércoles, 24 de agosto de 2022

HUERTO URBANO


De las mejores cosas del verano en la city, sin duda, los juegos florales en mi pequeño huerto urbano, punto de fuga y evasión: plantar, regar, aporcar, cosechar... Arde el planeta, pero la tierra sigue, al que la quiere, dando frutos...


martes, 23 de agosto de 2022

LAS MARIPOSAS DISECADAS



Silvia Pinal, la musa de Buñuel, la cándida Viridiana que a todos nos cautivó por su dulzura y bondad, nos regala en Las mariposas disecadas (1977), de Sergio Véjar, la que sin duda es su más perversa y morbosa interpretación, en las antípodas de sus habituales papeles.

Un film vesánico y transgresor, fascinante y sorprendente, que no dejará, por lo truculento de su guion y algunas secuencias inolvidables, indiferente a nadie.

Mejor, en cualquier caso, enfrentarse a él sin saber nada al respecto, como me ha pasado a mí, para que el factor sorpresa os pille desprevenidos, y dejarse llevar por su enfermizo encanto.

Narrada mediante flashback que van centrando poco a poco al espectador, lenta y pausada, elegante y contenida hasta bien avanzado el metraje, esta película mexicana, a caballo entre el romance y el drama, el thriller psicológico y el cuento de horror, aborda algunos tabús que pocos directores se han atrevido a filmar, saliendo airosa, en gran parte, gracias a la fantástica interpretación de Silvia Pinal, que por sí sola justifica su visionado.

Una rara avis que por nada del mundo deberías perderos.

Vicente Muñoz Álvarez

domingo, 21 de agosto de 2022

LO IRREPARABLE

 

esta sensación

desde la pandemia
y el mal gobierno

de haber descendido
varios peldaños

cultural económica
y socialmente hablando

esta distopía
e involución

y sus efectos
secundarios

qué triste

Vicente Muñoz Álvarez

sábado, 20 de agosto de 2022

MALOS RECUERDOS por JESÚS PALACIOS



Ahora que está otra vez tan de moda reivindicar el cine y, en general, el pasado quinqui en nuestra cultura popular, nos ha parecido oportuno rescatar este breve pero intenso texto, publicado originalmente en el estupendo fanzine leonés Vinalia Trippers, en su especial Spanish Quinqui, editado en 2013 con portada del siempre grande Miguel Ángel Martín, en el que tuve la fortuna de colaborar, como en otras ocasiones gracias a la amable invitación de Vicente Muñoz Álvarez, uno de sus principales responsables, escritor, poeta y figura fundamental de la contracultura en la capital leonesa. Espero que aporte una visión distinta del fenómeno, algo menos sentimental y nostálgica que la habitual en muchos de entre quienes no vivieron los “viejos buenos tiempos” de El Torete, El Vaquilla y los demás:

La mitología quinqui me produce profundos sentimientos de amor/odio. O solo de odio, no sé. Es cierto que las películas de José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia, aparte de algunas otras que se apuntaron al carro, como Deprisa, deprisa de Saura, constituyen un fenómeno popular fascinante. Un genuino cine de género hispano, con profundas raíces en una coyuntura sociocultural, cuyos ecos siguen resonando en nosotros a día de hoy. Un cine comercial, del pueblo y para el pueblo, con algo de serie negra, algo de denuncia social y mucho de exploitation, que dicen los anglos. Un encuentro singular entre realidad y cine, como demuestran El Torete o El Vaquilla, antihéroes del género tan auténticos como la vida misma. El problema, de hecho, es que son demasiado auténticos para alguien como yo, que vivió su infancia y adolescencia en los 70, en el madrileño y satánico Carabanchel Bajo, junto a la Calle de la Vía, en un lugar llamado Colonias Experimentales… El problema es que yo conocí a los héroes del cine quinqui en mis propias carnes. Y no era nada divertido.

Recuerdo cuando cruzar la Calle de la Vía, hoy saneada y urbanizada como una absurda distopía residencial, era arriesgarte a perderlo todo: la bici, la paga, los chicles, el balón, la cartera (del colegio, claro), los cromos, los libros de texto. Y hasta la vergüenza (o sea, los pantalones). Recuerdo cuando pagabas un impuesto revolucionario por salir de clase, en el Colegio Nacional República del Ecuador, en mitad de un descampado, para volver a casa entero, con todos tus bienes y sin un ojo morado. Recuerdo cuando, una vez, apenas pudimos escapar ―éramos cinco o seis chavales―, de “las ruinas”, como llamábamos a otro descampado próximo coronado por un bloque de edificios sin terminar, ominosos esqueletos prehistóricos de hierro y cemento, acosados por una pandilla de quinquis que se divertía arreándonos pedradas y amenazándonos con palos y navajas. Me acuerdo de compañeros quinquis, ya en octavo de E. G. B. y en los primeros años de B. U. P., de los que me hice “amigo”, para que me protegieran de sus colegas ―esos “colegas” de Eloy de la Iglesia―, y de ellos mismos. Les compraba por veinte duros libros y cómics robados en grandes almacenes, y así les ayudaba a pagarse el caballo suyo de cada día. A veces, les sacaba anfetas de la farmacia sin receta, porque yo era payo y tenía cara de bueno.

Pero lo peor es que me acuerdo de cómo me alegré cuando empezaron a caer. Me alegré cuando uno se mató en el metro, saltando de vagón en vagón, perseguido por la poli. Me alegré cuando comenzaron a quedarse en los callejones, en las chabolas abandonadas, con la jeringuilla colgando del brazo, pálido y lleno de agujeritos. Me alegraba, cada vez que sabía de alguno que se estrellaba con la moto. Me alegré cuando supe que La Banda del Cobeta ya no tenía Cobeta, porque lo habían enchironado (y la palmó allí)… No, no me gusta demasiado el cine quinqui. Salvo los finales de las pelis, claro. Esos sí. Esos los sigo disfrutando hoy.

Jesús Palacios


viernes, 19 de agosto de 2022

LOS OLVIDADOS



la mayor parte
de los poetas
consagrados
por el canon
de este país
me parecen peores
que otros muchos
que conozco
y ningunea
deliberadamente
el sistema

por qué
me pregunto

no lo tengo
aún claro

Vicente Muñoz Álvarez

Tatoo: Gsús Bonilla

martes, 16 de agosto de 2022

EL MERODEADOR: Fragmentos.

 

Se me han terminado los somníferos. Por eso estoy aquí: sala de espera del ambulatorio, en la Seguridad Social.

No puedo ya dormir sin ellos. Lo intento a menudo, pero no lo consigo. Duermo a lo sumo tres horas y me encuentro, al día siguiente, deprimido y roto. He intentado hacer caso del médico, dormir sin pastillas, tomar tisanas, tila, valeriana, pasiflora, pero lo único que he conseguido es sentirme, por falta de sueño, cada día más agotado... Así que necesito esas pastillas. Que me crean adicción, lo sé, pero sin las cuales, seguramente, terminaré derrumbándome.

La sala de espera está llena. Unos que entran, otros que salen y otros que, intermitentemente, van llegando. Hay seis pacientes delante de mí, que a una media de diez minutos, hacen aproximadamente una hora de espera. Una hora entera aquí esperando...

Vicente Muñoz Álvarez,
de El merodeador

Tercera edición revisada, a la venta en LcLibros:



viernes, 12 de agosto de 2022

EL PÁJARO PINTADO



Una de esas películas que, por lo brutal y estremecedor de varias secuencias, os lo aseguro, nunca se olvidan.

Basada en una novela de Jerzy Kosinski (el autor de la maravillosa Desde el jardín, también adaptada a la pantalla grande por Hal Hashby), El pájaro pintado (2019), de Václav Marhoul, es una exhibición de atrocidades capaz de poner los pelos de punta a los espectadores más aguerridos: pedofilia y explotación infantil, genocidio, violación, traición y venganza, son algunas de las barbaridades con que nos abruma esta cinta, de las más duras y salvajes que he visto en los últimos tiempos.

Y sin embargo, y pese a su larga duración, su extraordinaria fotografía en blanco y negro (que evoca a los mejores maestros rusos) y puesta en escena, su elaborado guion y sus sólidas y convincentes interpretaciones (Harvey Keitel, Udo Kier o Julian Sands, entre otros muchos, y muy en especial el niño protagonista, Petr Kotlar, un prodigio de actor), además del mensaje antibelicista que transmite, hacen imprescindible su visionado.

Montada en sucesivos capítulos, titulados con el nombre de los personajes que los protagonizan, la película narra los avatares de un niño judío en la Segunda Guerra Mundial, desde que sus padres, para intentar protegerlo de los nazis, lo llevan al campo con una tía que posteriormente fallece, y el calvario de vejaciones que sufre en su periplo por los pueblos devastados de la zona hasta reunirse de nuevo con su familia.

Inclemente, simbólica y sobrecogedoramente bella, y una película que no te sacarás en mucho tiempo de la cabeza.

Vicente Muñoz Álvarez

miércoles, 10 de agosto de 2022

DESEO DE SER SHACKLETON



Tras un verano como este, ardiente y abrasador como nunca se ha visto, en un planeta que se derrite y devora, como Uróboros, así mismo, y harto ya de tantas servidumbres y tejemanejes, sin duda lo afirmo: ese silencio y esos glaciares, ese estar fuera del mundo, sin dormir pero soñando, esa soledad y aislamiento, ese naufragio y esa deriva, esa pasión y camaradería, ese estoicismo y anarquismo, ese desafío y esa evasión, y el sentirse libre y soberano entre el hielo, lejos de los mandamases del reino, los perros aullando a la luna y las montañas de la locura: Shackleton tenía razón...

Vicente Muñoz Álvarez

EN CASA de RAMÓN GUERRERO



Muchas gracias a Vicente Muñoz Álvarez por su generosidad y sensibilidad hacia los demás.

Al fin, un 9 de agosto han llegado tus dos joyitas, querido amigo Vicente. Ya difíciles de encontrar, como el agua en estos tiempos. Once días ha tardado el "Pony Express" en cruzar los Estados Desunidos desde León a Algeciras.

Audazmente, los jinetes de jamelgos, tan cansados como los animales, han podido llegar a su destino conduciendo libros, letras, palabras que cruzamos entre viejos frikis que siguen añorando el olor a papel, su tinta modelada en la belleza de los mejores deseos para quien lo recibe. Te estoy muy agradecido por hacerme llegar estos dos "'instrumentos" que me ayudarán a seguir aprendiendo sobre las incertidumbres, sobre tu historia vital, sobre mí.

Un abrazo fuerte de Ramón.

P. D. Muchas gracias por tus dedicatorias.

martes, 9 de agosto de 2022

QUÉMATE TÚ

 

Los días se alternan, por más esfuerzos que hago por verlos de color rosa, como montañas rusas dentro de mí: unos que subo y otros que bajo, unos que sí y otros que no, unos que llenan y otros que vacían por completo el corazón... Eres Aries, me dice mi chica con todo el amor del mundo, así sois, tan impulsivos... Pero no nos lo están poniendo nada fácil, a los autónomos al menos, últimamente, este depender de las decisiones de los mandarines del reino, los que manejan los hilos, los que te dicen lo que debes hacer y cómo ser y estar en la Tierra, este no poder respirar apenas y esta sensación constante de desilusión e impotencia, mientras ellos se evaden a sus anchas en sus Falcón Crest... Así son las cosas para algunos, malos tiempos para la lírica, pienso, vende los discos, vende los libros, quémalo todo, ahorra energía, quémate tú: ya vendrán mejores días...

Vicente Muñoz Álvarez

lunes, 8 de agosto de 2022

ADIÓS AMIGOS

 

Me estoy comenzando a desprender de muchos discos de mi juventud (hoy se los llevaron, como lágrimas en la lluvia, de mi hogar) que fueron básicos para mi educación sentimental, y en breve lo haré también de muchos libros que aún más... Pena, penita, pena, la verdad, por todo lo que representaron en ciertos momentos de mi vida, pero andado tanto camino ya y a estas alturas de mi película, con la casa petada hasta la bandera de fetiches y lastres, miles de libros, cientos de discos y recuerdos de tantas aventuras, se comienza a entrar en otra fase y etapa, más ligera de equipaje, y a tener nortes y destinos distintos... Y todo, pienso, que llega y que pasa, que forma y alimenta, que viene y que va, para llegar a ser justamente lo que ahora somos: nosotros mismos... El ritmo, en cualquier caso, continúa, y esa, me digo, es la única e inexorable verdad...

Vicente Muñoz Álvarez

OFICIO


piénsatelo bien
antes de escoger
este oficio

llegado a cierto punto
no habrá ya
marcha atrás

pasarás todas
las fases
de una adicción

embriaguez resaca
mono penuria

y pagarás
a cambio de la escritura
un alto precio

doy fe

ahora

sigue el camino

Vicente Muñoz Álvarez,
de Días ruta
(LcLibros, 2021)



viernes, 5 de agosto de 2022

VANITAS VANITATIS

 

Días extraños y apáticos en los que sientes, dentro de ti y a tu alrededor, esperando a Godot, todo insignificante y absurdo: yo el primero, por supuesto, por no saber encarnar las enseñanzas de los maestros antiguos, todo lo que he leído y aprendido en la vida, absurdo... La hoguera de las vanidades de la gente y el mundo, políticos, artistas, ególatras, gurús, sabelotodo, absurdos: ese afán de muchos, consuelo de tontos, por demostrar que saben y son más que los otros, da igual en qué, en todo en general, absurdo... No entiendo, la verdad, lo que se consigue con eso, no es esa la actitud ni lo que me enseñaron, pienso, sino, siempre y con respeto hacia el prójimo, seguir aprendiendo... El resto, vanitas vanitatis, como dirían los filósofos: total pérdida del sentido y del tiempo... Y los cuerpos y corazones que se agostan mientras tan rápido, entre suspiro y lamento, tan callando...

Vicente Muñoz Álvarez

EL TIEMPO DE LOS ASESINOS: Fragmentos.



La mejor escuela del artista es, sin duda alguna, su experiencia. Concebidos por ladrones, por tenderos o arquitectos, en países pobres o ricos, bajo estrellas de fortuna o turbulencia, nuestra vida se perfila según las circunstancias, correlativamente a nuestro entorno. Igual que la génesis del arte: siempre teñida por algún reflejo.

Hablar de Malcolm Lowry exige reseñar por ello sus dos grandes pasiones, el obsesivo marcapasos de su vida y su literatura: su afición viajera y su alcoholismo. 

La primera le llevó de Inglaterra a México, pasando por París, Extremo Oriente, España, Estados Unidos y Canadá. 

La segunda le condujo prematuramente hacia su muerte.

Vicente Muñoz Álvarez,
de El tiempo de los asesinos.
Semblanzas de algunos escritores malditos.
(LcLibros, 2019)


Booktrailer


miércoles, 3 de agosto de 2022

MORBO


No muchos habréis visto esta rareza del cine español setentero y, hacedme caso, merece la pena (por mucho que los críticos de su tiempo la menospreciaran) rescatarla del olvido. 

Ana Belén y Víctor Manuel interpretan en Morbo (1972), de Gonzalo Suárez, el papel de dos recién casados progres que se van de luna de miel al campo en una caravana, huyendo del estrés de la ciudad, para reencontrarse allí con sus propios fantasmas y miedos. 

Un guion retorcido y, efectivamente, de lo más morboso (por cierto, muy parecido al de Anticristo, de Lars von Trier), un caserón calcinado en el corazón del bosque y un terrible secreto, todo ello teñido de un aura psicodélica y surrealista, son los cimientos sobre los que Gonzalo Suárez construye un entramado asfixiante sin apenas violencia alguna, solo a raíz de sospechas e indicios que descolocan de principio a fin al espectador. 

Aunque no es, por supuesto, ninguna obra maestra, Morbo es una rara avis dentro de la filmografía del fin del Régimen y una de las películas más inclasificables de su director.

Vicente Muñoz Álvarez,
de Cult Movies 2: Películas para la Penumbra
(LcLibros, 2018)