miércoles, 30 de enero de 2019

TANGO FEROZ



para Ulises Butrón

demasiadas
malas noticias
últimamente

muertes
enfermedades
separaciones
miseria

pero mi corazón
latiendo aún

bajo
las costillas

el amor
es más fuerte



DEL FONDO: Fragmentos (3)



Y así fue
como iniciamos
el descenso.

El predicador
nos arrastró a los túneles
alentándonos con vagas promesas,
la inminencia del desastre
y la certeza de un orden seguro.

Pero en el exterior
la lluvia debilitó
los cimientos de las galerías
y el techo se desplomó
dejándonos allí enterrados.

El predicador, entonces,
se arrancó las venas
y salió a buscar la luz.

Yo le vi arrastrarse
por las galerías
antes de que los demonios
me atraparan.

Luego escuché
una voz decir:

Prepárate, vas a morir,
tus heridas son profundas...


DEL FONDO
Vicente Muñoz Álvarez ilustrado por Andrés Casciani
(Producciones Vinalia Trippers, 2018)

Información y pedidos:

España: vicentevinalia@hotmail.com
Argentina: andrescasciani@gmail.com

Booktrailer:


martes, 29 de enero de 2019

CULT MOVIES con ÓSCAR ALONSO PARDO



Dos buenos libros sobre cine de vicente Muñoz Álvarez. Una selección de películas que harán disfrutar al mismo diablo.

Óscar Alonso Pardo

jueves, 24 de enero de 2019

CULT MOVIES 2: PELÍCULAS PARA LA PENUMBRA: Epílogo.



PELIS PA LA PENUMBRA: 
INSTRUCIONES DE USO (Y ABUSO)


Hace siete años dirigí una extraña película titulada Gritos en el Pasillo. Era lo que hoy en día habríamos bautizado como “cine lowcost”, o incluso como “below-cost”. Sacar ese engendro adelante me ocasionó bastante sufrimiento, pero la criatura resultante trajo consigo no pocas bendiciones.

Permitan que me centre en una de dichas bendiciones: Gracias a Gritos en el Pasillo conocí a Vicente Muñoz Álvarez, quien desde entonces se ha convertido no sólo en gran amigo, sino también en figura clave de la literatura maldita, en epicentro de mi mapa del underground español.

Cuando algunas personas perdían su tiempo discutiendo sobre si nuestra película debía o no considerarse “de animación”, Vicente le asignó un calificativo aún más discutible – el de obra de culto – al incluirla en su libro Cult Movies: Películas para llevarse al Infierno.

Aquí me tienen, tres años más tarde, con los dedos titubeando entre las teclas, sintiéndose indignos de este honor que se me ha concedido: Cult Movies acaba de tener un hermanito y Muñoz Álvarez me ha pedido que le añada este epílogo.

He empezado mencionando un suceso que ocurrió hace siete años y otro que sucedió hace tres. El siete y el tres, dos números cruciales en la magia cabalística y en los ritos de todo contador de historias que se precie. Me gusta que ambos números aparezcan en este epílogo, porque tengo la sensación de que algo esotérico gravita sobre Películas para la Penumbra.

Este libro que tienen entre sus manos – o ante sus ojos, si es que lo están leyendo a través de una pantalla – tiene un doble mérito. 

Mérito número uno: El contenido del menú. Para diseñar un catálogo de los horrores como éste hay que cavar muy hondo en las catacumbas del alma humana, hay que masticar mucha basura hasta que los dientes tropiecen con cada diamante. Este libro confirma lo que Cult Movies ya auguraba: Que Vicente Muñoz Álvarez es un explorador de lo incómodo, un arqueólogo de lo bizarro. Junto a títulos imprescindibles de maestros como Fulci, Bava, Huston, Aldrich, Clayton, Polanski, Tony Scott, Corbucci, Mercero, Fernán Gómez... aparecen otras obras y otros autores de los que no había oído hablar en mi puñetera vida.

Mérito número dos: La manera en que Vicente describe las películas seleccionadas. Además del cariño y el conocimiento de causa, encontramos un tercer denominador común en casi todos los capítulos. Muñoz Álvarez describe el visionado de esas cintas con términos que aluden a una experiencia psicotrópica, lisérgica, opiácea, alucinógena. Esta clase de adjetivos salpican las reseñas de estas películas como fragmentos de un ADN común.

Cuando Alejandro Jodorowsky (otro de los autores mencionados en el libro) intentó sacar adelante su versión de Dune albergaba una intención confesa: Que la película provocase en el espectador las mismas sensaciones y vivencias que un viaje de LSD.

Las películas que selecciona Vicente y el ángulo desde el que las enfoca apuntan en esa misma dirección: El cine como droga, como vehículo hacia otros estados de percepción mental. La experiencia audiovisual como mecanismo para alterar la conciencia, para catapultarnos hacia otras dimensiones. Ésa es la piedra filosofal que perseguimos la mayoría de los narradores, y quizá con más motivo los que, como es el caso del cineasta, trabajan con estímulos tan primitivos como la imagen en movimiento y el sonido.

En ese sentido, estas Películas para la Penumbra podrían considerarse un relevo del siglo XXI de Los Paraísos Artificiales de Baudelaire.

Dicho esto, sólo falta añadir como conclusión inevitable que a partir de ahora, Vicente Muñoz Álvarez va a convertirse en mi camello particular. Cuando la ocasión lo requiera acudiré a este libro en busca de mercancía de la buena, recorreré sus páginas hasta encontrar la dosis de droga psicotrópica que mejor se adapte a cada circunstancia. Acto seguido, buscaré dicha droga y me sentaré a disfrutarla en mi pantalla. Si se fijan, en algunos de los capítulos el camello Muñoz Álvarez sugiere cuáles son las circunstancias ideales para videar cada película. 

Invito al lector a guardar este libro en el rincón alucinógeno de su estantería, entre la O de opio y la S de setas. Le invito a elegir las obras reseñadas en él para viajar en días especiales. Días especiales para pelis especiales: Si entras en ellas, ellas entran en ti, te transforman, desencajan algunas piezas en tu interior y, merced a alguna misteriosa alquimia, sus efectos trascienden la duración de su metraje.


Juanjo Ramírez Mascaró, epílogo para 
Cult Movies: Películas para la Penumbra 
(LcLibros.com, 2018)


Booktrailer:


miércoles, 23 de enero de 2019

¿QUÉ HAY EN UNA HABITACIÓN VACÍA?



La nostalgia y el extrañamiento, la soledad y las pérdidas, el destino y el azar, las casualidades y las sincronicidades, el amor y el desamor y la complejidad de las relaciones de pareja, de la mano prodigiosa de Julia Navas, una de las grandes narradoras de la actualidad, en una novela que desde la primera a la última página te arrebatará. Imprescindible.


Vicente Muñoz Álvarez, 
para la 2ª Edición de ¿Qué hay en una habitación vacía?
de Julia Navas Moreno
(Canalla Ediciones, 2018)


lunes, 21 de enero de 2019

TRAVESÍA según NICOLÁS MIÑAMBRES



La variada polisemia del título de la obra hace que cualquier lectura de los capítulos sea doble: coherente con el texto y entre sí, formando una armonía con la temática general. El prólogo de Pablo Cerezal advierte que la presencia leonesa en la obra es muy sugerente, sin olvidar la invitación: “El único sentido que le encuentro a este texto es invitarte, lector, a formar parte de la tripulación”, aceptar su compromiso. Las narraciones se distribuyen entre la enumeratio y la narratio, con sus exigencias creativas. El trasfondo creador es un vendedor de zapatos con sus esclavitudes, que recuerda las excelentes lecturas de ciertos autores bajo la forma de líricos fragmentos, buscando una idea unitaria.

En la p. 29 leemos como forma de empezar la idea de “la vida como un turbulento viaje”, tratando de localizar “y en qué punto de ese viaje estaré, en qué punto estaré...”. Sintiendo el dolor, “Porque alguien mató algo, la pureza o la inocencia o la fe (...) y sangran aún las heridas” (p.34). Tal vez porque “se mete dentro la tristeza, y es como un animal que agoniza...” (36). Y nos advierte el escritor de una labor social, unidora: “es de mí quien escribo, pero a la vez de ti y de nosotros y vosotros y ellos... de un montón de carne y hueso y bajo las costillas, latiendo incesante, un corazón”. Pero añade el escritor con emoción “y mi nave que contra viento y marea va...” (p.51). Pero, frente a estas tribulaciones... menos mal que me queda la escritura, pienso, que haría yo sin ella, cómo me sanaría...” (p.55).

Y por encima de todo, la obsesión del trabajo: “Vuelvo ahora de Pucela como un torbellino, la adrenalina rugiendo en mis sienes y la sangre latiendo en mis venas, y clientes que se han muerto y han cerrado (p.57). “Pero he terminado ya las noches fuera de casa y dado los primeros paseos por mi bosque secreto…” (p.60). Reconociendo que “me muevo siempre entre esos dos frentes, el calzado y la poesía, y tantas islas inexplicables a mi alrededor…” (p.61).

Toda esta queja entre las lágrimas… avanza adentrándose, aunque sólo podamos mostrar algunos versículos. No hay cuerpo temático general pero es imprescindible recordar algunos capítulos por su contenido y su mirada. “Qué hacer con mi vida ahora”, se pregunta en “Santuario” (p.100). Las respuestas son innumerables, delicadamente expresivas y evocadoras, de relación imposible. No es extraño que comente… pregúntale al viento”. No cabe una relación temática, precisamente por la variedad que el lector descubre: su autorretrato, los libros o los poemas de la pp. 178-80-82, o la enumertatio de verbos en Arte de la ensoñación” o en “Lo venal” (p.170), recurriendo a esa materia de vender zapatos que hace posible la creación, con ese “Remando al viento” (p.182), para terminar la obra con “Rosebud”, bellos, delicados y expresivos versos, síntesis poética de todo lo leído, imposible de resumir en unas líneas, con aires de nuevo autorretrato.


Nicolás Miñambres

Vicente Muñoz Álvarez, Travesía,
Chamán, Albacete, 2018. 184 pp.



jueves, 17 de enero de 2019

MOMENTOS PARA SIEMPRE

con Esteban Gutiérrez Gómez,
Gsús Bonilla & José Naveiras,  en el CCAN

photo by Eugenio Marcos Oteruelo

miércoles, 16 de enero de 2019

NO ELLA NI YO NI EL AMOR



lo que mata
es la convivencia

me dice un cliente
recién separado

a los 67

no ella ni yo
ni el amor

la convivencia

me suena

le digo

esa historia


Vicente Muñoz Álvarez

EL TIEMPO EXPROPIADO



Tocaba la batería
tenía amigos
tenía una moto
salía con chicas
iba a la universidad
creía en la justicia
en la democracia
en el futuro
era confiado
era optimista
era impaciente
hacía yoga
leía a los beat
salía por la noche
llevaba el pelo largo
no pensaba en la muerte
no creía en el fracaso
no admitía la resignación.

Era la edad
de las grandes promesas.



Vicente Muñoz Álvarez, de Hey Jack Kerouac: La huella beat en la poesía en lengua española (La Oveja Negra, 2018).

martes, 15 de enero de 2019

EN CASA de MAX BENÍTEZ



Cierro este año de lecturas y relecturas con estas dos joyitas que acaban de llegar del norte: Días de ruta y Los que vienen detrás, de Vicente Muñoz Álvarez, y ambos firmados por el propio autor. Ya que en la publicación anterior hablábamos del onanismo de algunos autores, en este caso, mi comentario sobre los ejemplares firmados son lisa y llanamente, onanismo de lector. Salut!

Max Benítez

lunes, 14 de enero de 2019

TRAVESÍA según LUIS SÁNCHEZ MARTÍN



En ‘Travesía’, Vicente Muñoz mira hacia el pasado, o hacia el mismo presente, desde un instante en el que el tiempo —pero no el movimiento— se detiene. Se pregunta el autor desde ese punto por el posible acierto, o no, en los caminos tomados, y por el ‘que hubiera sido si…’ de los caminos obviados. Respuestas que generan nuevas preguntas, y nuevas preguntas, a su vez, que surgen dentro de las mismas respuestas.

Tiene un lugar destacado en este periplo literario (y literal, sentimos al autor en constante movimiento) la crisis. Una crisis de raíz económica que por inercia se acaba tornando social y personal: negocios que cierran, otros que sobreviven a duras penas después de años de lucha y la repercusión obvia de estos hechos en los afectados. Unas crisis que el autor vive de primera mano y de las que escapa al acabar cada campaña para refugiarse en sus paseos y la escritura.

Vive el autor con el constante anhelo de despertar en una época distinta a la que le ha tocado en suerte vivir, de alguien que usa la pasión como antídoto contra la apatía del rebaño, y la escritura (¿don o maldición?, se pregunta el autor constantemente) como herramienta de esta pasión.

‘Travesía’ es el diario, no necesariamente cronológico, de un alma desnortada que carga un pesado lastre, del niño que fue ‘el raro’ de la clase y lo sigue siendo ya cumplidos los 50, una edad, un umbral, tras el que esperaba encontrar cierta serenidad y armonía, pero se topa con la incertidumbre y el vértigo, vértigo que debe combatir con su propio equilibrio («cuando llegues a la cima de la montaña, sigue subiendo»). 

Una lectura muy recomendable, al igual que ‘Regresiones’, del mismo autor, de la que pronto hablaré también.



viernes, 11 de enero de 2019

AHORA LO ENTIENDO



que hubiera
siempre de todo
en la casa

comida calor
ropa y amor

sobre todo amor

que no faltara
nunca de nada

o disimularlo
cuando faltaba

que difícil
debió ser

padre y madre

ahora lo entiendo


Vicente Muñoz Álvarez

TRES RELATOS DE MARGINALES en LITERATURA PARA OÍR

A partir del minuto 15.08

martes, 8 de enero de 2019

TRAVESÍA según JORGE M MOLINERO



Travesía, de Vicente Muñoz Álvarez. Ahonda el poeta en sus miedos, neuras y tristezas. Tirar o no la toalla en esto tan ingrato de la poesía. El desamor, la crisis. Buscar dentro las respuestas y hacerse más preguntas.

Jorge M Molinero

lunes, 7 de enero de 2019

CÓMO PUEDE DESTRUIR EL ARTE A LOS ARTISTAS



la reflexión
sobre la que más 
he ahondado 
este año

cómo puede destruir
el arte a los artistas

cómo
nos encerramos
y desviamos
y distorsionamos
nuestras vidas

hasta
la extenuación
y el caos

de qué manera
y por qué

por qué


Vicente Muñoz Álvarez

REGRESIONES según LUIS SÁNCHEZ MARTÍN


Leer estas regresiones de Vicente Muñoz Álvarez ha sido un verdadero exorcismo que me ha librado de muchos fantasmas, y a su vez una suerte de salto hacia atrás, pues a pesar de la diferencia de edad con su autor, he vivido la mayoría de estos relatos en mis propios lugares y tiempos.

Luis Sánchez Martín

miércoles, 2 de enero de 2019

TRAVESÍA en CULTURAMAS



Travesía, de Vicente Muñoz Álvarez
o el vértigo de la cima

El nuevo libro de Vicente Muñoz Álvarez, Travesía, pone el foco a los estados de desánimo, los desengaños, el paso del tiempo o el tiempo detenido, un canto a la ciclotimia y la desorientación. Radiografía lírica al flashback cruel del pudo haber sido, la duda tras las puertas que no abrimos o los caminos que dejamos de tomar… "el presente, al menos el mío, se hace así, abandonando más que tomando caminos…". Janis Joplin cantaba en Kozmic blues que las respuestas no llegan con la edad, tal vez sea ese otro tipo de sabiduría que vamos alcanzando, que las metas son solo líneas que algunos quieren ver o que las respuestas tal vez no existan. En el caso de Vicente Muñoz Álvarez se da un deseo constante de huida a través de sus bosques privados -frondosas salidas de emergencia- o de un faro en mitad de un mar de tierra, unas gotas justas de veneno y la necesidad de un camarote propio, un búnker donde iniciar la sangría de la escritura, el vaciado, el reseteo, el auto interrogatorio que de algún modo sana. Hacia dónde va la nave, cuál es el norte y quién no llegamos a ser. Página a página se va cavando un boquete en el pecho del lector, se levanta el viento y nos abrazamos a nuestra propia Babilonia, reconociendo nuestras ruinas, nuestro vértigo y como el proverbio zen que cita Vicente cuando llegues a la cima de la montaña sigue subiendo… Lo importante será habernos provisto de suficiente leña para seguir curiosos y vivos porque si la pregunta sigue siendo “a qué puerta llamar cuando en tu interior todo está ardiendo”, tal y como plantea Vicente, significa que algo estamos haciendo bien.

Travesía, Chamán Ediciones, es la segunda entrega de la trilogía “La llama encendida” tras Días de ruta. Prologado por Pablo Cerezal.

Julia Roig

Autor

Vicente Muñoz Álvarez

Nació en León en 1966. Es Narrador, editor y poeta. Ha publicado los poemarios: Canciones de la gran deriva, 38 Poemash, Privado, Estación del frío, Parnaso en llamas, Animales perdidos, Días de ruta, Gas: Antología poética personal 1999-2016, Del fondo. Relatos y novela: Monstruos y Prodigios (Premio Letras Jóvenes Castilla- León, 1995), El pueblo oscuro, Perro de la lluvia, Los que vienen detrás, El merodeador, Marginales (traducido al italiano), Mi vida en la penumbra, Regresiones. Y ensayo: El tiempo de los asesinos, Cult Movies: Películas para llevarse al Infierno, Cult Movies: Películas para la penumbra.


Fragmentos de Travesía:

MAL DE ALTURA

hay una cima mítica dentro de ti, que son los 50, desde la que se supone que todo debe ser serenidad y armonía, un paisaje despejado y tranquilo, pero lo que en realidad se siente al coronarla es vértigo, un horizonte encapotado y helado, que no te vengan con cuentos… otra cosa es qué sentido del equilibrio tengas tú, cómo se sujeten tus pies en la tierra y qué remedios hayas aprendido durante el ascenso para soportar el mal de altura… como dice un viejo proverbio zen que nunca olvido: cuando llegues a la cima de la montaña, sigue subiendo…


SANTUARIO

qué hacer con mi vida ahora, me pregunto llegado a este punto, al borde del precipicio, en el límite, bajo el volcán, cómo reconstruirme, conciliar extremos y ausencias, y hacia dónde dirigir en lo sucesivo mi barco… y me vienen a la cabeza paisajes de Friedrich y Shelley ahogado, Wilde en la cárcel de Reading, el Cónsul en Cuernavaca, Ambrose Bierce perdiéndose en el confín, Cravan despidiéndose en el Golfo de México, Des Esseintes y D’Annunzio recostados, Rimbaud disparando a Verlaine y Poe en Baltimore desahuciado…desahuciado…


RULETA RUSA

poesía y zapatos, zapatos y poesía, como una ruleta rusa en el revólver de mi cabeza, hoy poesía y mañana zapatos o al revés, el caso es tener la pistola siempre a punto y lista para disparar…qué complejo juego de posibilidades y balas, las que me dan de comer y las que me realizan, pienso, y cómo se confunden ambas dianas…así pasan mis días de ruta, y de modo parecido los de ensoñación, entre ambos polos me debato, el delirio y la duda, el infierno y el cielo, las puestas que inconscientemente cerramos y deberíamos volver a abrir, y a la inversa, las que abrimos en su día y deberíamos volver a cerrar…como un laberinto de combinaciones azarosas, la vida, y como un motor siempre presente, el corazón, que bombea incansable sangre en las venas, el caso es seguir navegando, me digo, el rumbo no importa, todo por la causa, vivir…

martes, 1 de enero de 2019

COMO EN UN ESPEJO



a veces 

ciertas tardes

da igual que sean
de año nuevo o no

algunas canciones
y asociaciones

raras flores

se enquistan
en la cabeza

Como en un espejo

de Bernardo Bonezzi

hoy

a saber por qué

sin ir más lejos


Vicente Muñoz Álvarez