lunes, 29 de junio de 2009

POESÍA:DISIDENCIA:LUCHA


A propósito de
Vicente Muñoz Álvarez

“Hasta los veinte años uno ha de soñar. A partir de entonces, ha de ir cumpliendo sus sueños”
Apócrifo

Nos habría gustado ser Gene Vincent o el baterista de Ramones, o quién sabe si estar al lado de Johnny Thunders en el CGBG. También nos habría gustado viajar por las infinitas y perdidas carreteras onduladas del medio oeste, llevar un Remington y tararear las canciones de Johnny Cash. Nos habría gustado ser tantas personas, pero en alguna de las revueltas del camino de la vida nos damos cuenta de que al final sólo somos nosotros y vivimos en una ciudad de provincias.
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La poesía de Vicente Muñoz Álvarez es la de aquellos que disienten, que resisten y se rebelan, de quienes no se conforman con la vida como un telefilme, y dicen no y salen y recorren las avenidas y los callejones, la de quienes viven a la intemperie en la penumbra. En algún momento alude a los francotiradores y a la mirada de aquel que ha cerrado los ojos con tanta fuerza que al cabo de abrirlos le resulta todo desconocido. Aquí también reconocemos un punto de partida de la poesía: no ver el mundo tal como es o tal como nos lo describen. Hay que cerrar los ojos para luego abrirlos y asombrarnos con lo que vemos en esos primeros segundos. A veces nos damos cuenta de las ficciones que vivimos, de las fallas en nuestras vidas, los negros agujeros que se fueron comiendo toda nuestra energía.
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El tiempo es el mal, a pesar de que los Stones lo ignoraran y cantasen Time is on my side, al igual que cantaron Route 66 o tantísimas otras. El tiempo es usura y desgaste. Nadie nos libra ni nos salva del tiempo, del momento en que no nos quedará nada sino mirarnos ante el espejo e intentar reconocer en el reflejo presente aquel que fuimos.
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Poesía: disidencia, lucha: contra nosotros, contra el tiempo.

Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan, de Bitácora del Minotauro.


La fotografía es de Ángel Arribas y está inspirada en la poesía de Vicente Muñoz en general.

domingo, 28 de junio de 2009

ENCUENTROS CON HOMBRES NOTABLES



A los iniciados en la obra de Gurdjieff, sobre todo a los que hayan leído este libro, Encuentros con hombres notables (1979), del director Peter Brook, les arrebatará (aunque les sabrá a poco), y a los demás, supongo, les incitará a indagar en la vida y prodigios de su autor. Un libro, sin duda alguna, fascinante y revelador (podéis leer más sobre el mismo pinchando aquí), a caballo entre la novela de aventuras y el tratado filosófico, entre lo real y lo mágico, entre lo metafísico y lo coloquial, ideal para acceder al complejo universo de Gurdjieff. La película de Peter Brook es una muy digna adaptación de la novela y un intento de sintetizar su eseñanza, narrando la época de aprendizaje de Gurdjieff y su peregrinación a templos, monasterios y ruinas sagradas con los Buscadores de la Verdad Absoluta. Ecos de Jodorowsky y Artaud, viajes iniciáticos, misticismo, catarsis y acción, hacen de esta película una verdadera pieza de culto, tan enigmática e inclasificable como la propia obra de Gurdjieff.

Versión orginal en:

viernes, 26 de junio de 2009

23 PANDORAS TOUR: Alicante & Valencia.

Viernes 26 de Junio
19 h. Círculo de Bellas Artes
Valencia
Calle de Cadirers, 5

Safrika, Inma Luna,
Lucía Boscá & Loredhi
in Action

Sábado 27 de Junio
19.30h fnac
Alicante
22.30h Sala El Ring - 3€

Lucía Boscá, Inma Luna,
Safrika & Alicia G. Nuñez
on the Road

http://www.youtube.com/watch?v=5mh0TdkAbnc

Los colectivos MWM/Santa Leonor, un activo grupo de entusiastas de la música y el arte responsables, entre otras cosas, de la edición del fanzine artístico/literario “Fetiche”, presentarán en la fnac de Alicante y más tarde en la sala El Ring, a través del escritor Eduardo Boix, el libro 23 Pandoras, poesía alternativa española (Baile del sol, 2009. Edición & Prólogo de Vicente Muñoz Álvarez), una recopilación de 23 poetas pasionales, feroces, combativas, iconoclastas, amargas, frívolas.... pero también vulnerables, reflexivas, bipolares, entrañables, tiernas... que crean una poesía hibridada y mestiza, síntesis de clasicismo y vanguardia, de cultura alternativa y pop, deudora de muy diversas fuentes...

El título, 23 Pandoras, es doblemente significativo: Por un lado y según la mitología griega, Pandora, creada a imagen y semejanza de los dioses, fue la causante de todos los males y desgracias de la humanidad, al abrir la caja prohibida, dejando dentro, eso sí, La Esperanza; por otro, The Pandoras es la mítica banda de garaje punk de Los Ángeles (USA), formada exclusivamente por chicas, que durante los '80 rubricó himnos tan emblemáticos como Hot Generation, You don't satisfy o Want need love, revolucionando el ambiente musical de la época.

Algunas de estas Pandoras estarán aquí recitando sus poemas. Su versatilidad creativa, al margen de la estrictamente poética, las caracteriza: son actrices, dibujantes, narradoras, diseñadoras, bloguers, músicas, performes, videocreadoras... y en consecuencia sus propuestas escénicas resultan desinhibidas, vibrantes e interactivas y bastante alejadas de lo tradicional.
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Pandoras en Radio 3
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miércoles, 24 de junio de 2009

LOVE & LIES


Disparo
a
disparo

aspiro

lenta
mente

la pólvora
helada

de tu
corazón.


Vicente Muñoz Álvarez,
de Animales Perdidos
(inédito).

lunes, 22 de junio de 2009

ANACRÓNICO


Esta mañana,
escribiendo un poema,
mi chica me ha dicho al oído:

Tú has nacido en otro siglo.

Sólo eso.

No ha querido decir más y,
sin saber por qué,
yo tampoco he preguntado.

Simplemente he dejado de escribir
y empezado a buscar analogías,
repitiéndome una y otra vez
su extraña frase:

Tú has nacido en otro siglo.

Hasta que hace unos minutos,
casualmente,
he leído por fortuna en algún libro:

Romántico es quien lucha
contra el tiempo
que le ha tocado vivir.

Y después
me he quedado más tranquilo.


Vicente Muñoz Álvarez, de Animales Perdidos (inédito).

viernes, 19 de junio de 2009

YOU CAN'T HAVE SUNSHINE EVERY DAY

The Rattles
.

VIC'S SALAD


A través de las alertas de google con los títulos de mis libros me llegan al correo, de cuando en cuando, reseñas y entradas curiosas de otros blogs.

Esta, ni más ni menos, es la última que me he encontrado.



Puedo coger
las últimas publicaciones
de Vicente Muñoz Álvarez,
por ejemplo,
y prepararme una ensalada:

pongamos por ejemplo,
las “Canciones de la gran deriva”
o “38 Poemash” en Vinalia
bolsillo;

no ha de faltar “Privado”
ni “Estación del frío”
y si ha de haber
“Parnaso en llamas”
que vengan también
“Monstruos y prodigios”;

en torno al “Pueblo oscuro”
de Las palabras del pararrayos,
estará "Perro de la lluvia” y
“Los que vienen detrás”
no serán los últimos;

dicen de él además
que adereza
multitud de antologías
y edita un fanzine:

“Vinalia Trippers”…

Este chico
que nació en León,
en mil novecientos sesenta y seis,

no tiene desperdicio.


Mariano Ibeas

http://desdeldesvan.blogia.com/2009/060301-feria-del-libro-ii.php

Gracias,
Mariano,
y que aproveche:
v

miércoles, 17 de junio de 2009

SOBRE EL SPOKEN WORD


Hace unas semanas Elena Medel me hacía algunas preguntas sobre el Spoken Word para un monográfico en Calle 20. El reportaje completo se puede leer ya en la versión impresa y digital de la revista (pinchando aquí), aunque, como suele suceder, con bastantes recortes.

Transcribo a continuación sus preguntas y mis respuestas en versión íntegra:


Elena Medel:

Justo aprovechando la coyuntura, te comento: estoy preparando para Calle 20 un reportaje sobre la nueva generación de spoken word, y me llama la atención (no sé si lo comentas en 23 pandoras, o en alguna otra antología) que has destacado que las autoras del libro no son sólo escritoras, sino que trabajan también con la imagen, la música, la performance... Como antólogo, entonces, quisiera saber cómo percibes este nuevo movimiento de autores y autoras que trabajan con el spoken (si crees que lo hay); gente como Sofía Castañón o Experimentos in da notte, Cangrejo Pistolero y la Carolain Band... ¿En qué crees que se diferencian (si es que crees que se diferencian) los poetas con faceta escénica de los que no? ¿Técnicas diferentes, discursos distintos? ¿Importa el poema para la lectura íntima, se traspasa esto? Centrándote en las poetas de 23 pandoras, ¿cómo percibes todo esto?
Por último, y por "tejer" una red, estoy pidiendo a todos alguna recomendación de artistas de spoken, polipoetas o poetas escénicos que resulten una apuesta jugosa de futuro.

Vicente Muñoz Álvarez

Creo que, sobre todo en las nuevas generaciones, hay un afan de rupturismo y de búsqueda y un intento consciente de descontextualizar el papel tradicional del escritor y la forma - grave, previsible y contenida - de leer poesía en público.
Se trata, desde mi punto de vista, de acercar de nuevo la poesía a la calle y al pueblo, a la gente de a pie, y no sólo a los académicos e intelectuales. Y para ello se necesita, al margen ya del texto escrito, una puesta en escena original y distinta, otros marcos y contextos (bares, espacios públicos, salas de conciertos) y sobre todo más improvisación y fusión de géneros (danza, teatro, música, video), haciendo de las lecturas un ejercicio interactivo y multidisciplinar que motive a los lectores no sólo a leer poesía, sino a escucharla en directo y disfrutar de su puesta en escena...
Ello no hace mejor ni peor al poema escrito, eso es evidente, pero ameniza, agiliza y populariza las lecturas de los poetas.
El spoken word es, en relación a lo apuntado, una especie de cajón de sastre donde cabe un poco de todo, acercando al autor a su público y dejando abierto siempre un margen y espacio a la improvisación y el mestizaje de géneros...
Cada vez son más los poetas y colectivos que se apuntan a esta corriente, además de los que citas. Centrándome en la antología que mencionas, 23 Pandoras, Carmen Camacho, Déborah Vukusic, Sofía Castañón, Roxana Popelka, Miriam Reyes o María Eloy García, por citar algún ejemplo, introducen en sus lecturas habitualmente elementos ajenos hasta ahora a la poesía tradicional.

http://www.calle20.20minutos.es/revista/flash.html

Foto: Sobleman

lunes, 15 de junio de 2009

MAGICAL POETRY NIGHT


Existen (además de realistas y herméticos, clásicos e innovadores, de la conciencia y de la experiencia, etc) dos tipos paradigmáticos de poetas: los que disfrutan recitando sus versos en público y los que se limitan simplemente a escribirlos o, en el mejor de los casos, los leen sólo por compromiso.

Ambas posturas son igualmente válidas y respetables y, por supuesto, no mejoran ni empeoran la calidad del poema escrito, pero sí, desde luego, su puesta en escena.

Los poetas que el pasado sábado nos reunimos en el Bar Xiz de Gijón, congregados por Glayíu Editorial & La Pallabra Flexible, pertenecemos todos, sin duda alguna, al primer grupo: gozamos leyendo en directo nuestros poemas e intentamos conectar con los asistentes y hacerles partícipes de nuestras sensaciones.

No somos mediáticos ni comerciales, pero nos dejamos la piel en cada lectura.

Y todo ello se deja sentir en la respuesta del público.

Un público que abarrotaba el Bar Xiz el otro día y que se entregó en cuerpo y alma a nuestra poesía, regalándonos una de esas noches redondas que hacen que las cosas, de cuando en cuando, cobren sentido.

Sofía Castañón, la poeta con nombre de reina y corazón rebelde, la pasión y la dulzura personificadas, abrió el fuego con sus espontáneas y entrañables palabras. Y a continuación Ricardo Bórnez, sereno y convincente, José Ángel Barrueco & Javier Das, recitando a duo poemas de su magnífico No hay camino al paraíso, María José Couceiro en otra Gran Actuación, Pablo X Suárez, sarcástico y frívolo (que no supérfluo) y David González & myself, compartiendo una vez más micrófono e intenciones...

Si a todo ello le añadimos la voz y las guitarras de Xabel Vegas (hermano, sí, de Nacho) y de Igor Paskual (guitarrista de Loquillo), los videomontajes de Thr3hold como fondo de pantalla, la música de Dj Juan Xiz y la entrega e incesantes aplausos del público, el resultado es una velada perfecta y mágica, de las que se recuerdan para toda la vida...

Entre los asistentes, el bueno de Pepe Pereza, que viajó desde Logroño ex profeso para la ocasión, lo mismo que Choche desde Zamora, y un buen montón de conocidos, lectores y amigos.

Gracias a todos,
de corazón,
por ser & estar:

En pantalla, de izquierda a derecha:
Vicente Muñoz Álvarez, David González, José Angel Barrueco, Igor Paskual, Ricardo Bórnez, María Couceiro y Javier Das en el XIZ Bar de Gijón.

Titular y foto de El Comercio.

María Couceiro nos lo cuenta en:

David González en:

http://perdonameperoteamo.blogspot.com/2009/06/nocturna-y-alevosa-magia.html

Javier Das en:

http://callados.blogspot.com/2009/06/musica-y-versos-en-una-velada-en-gijon.html

José Ángel Barrueco en:

http://www.laopiniondezamora.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009061800_12_364767__Opinion-Nocturna-Alevosa

Y Glayíu Editorial en:

http://glayiueditorial.blogspot.com/2009/06/el-cuelebre-on-tour-nocturna-y-alevosa.html

sábado, 13 de junio de 2009

GOING TO GIJÓN

Poemas de:

María Couceiros Fernández
Vicente Muñoz Álvarez
Sofía Castañón
Ricardo Bórnez
David González
Javier Das
José Angel Barrueco

Música de:

Igor Paskual
Xabel Vegas
Borja
Juan (XIZ Bar)

Vídeos de:

Thr3hold
.
Sábado, 13 de junio. 20:00 horas.

XIZ Bar (c/ San Bernardo).

Xixón

We're on the Road Together


A MEDIA NOCHE ME LLEVARÉ TU ALMA




¿Qué es la vida?
Es el comienzo de la muerte.

¿Y qué es la muerte?
Es el final de la vida.

¿Qué es la existencia?
Es la continuidad de la sangre.

¿Y qué es la sangre?
Es la razón de la existencia.


Con estos tenebrosos versos en boca de Ze do Caixao arranca A media noche me llevaré tu alma (1963), del brasileño José Mógica Marins, una de las más irreverentes y perversas cult movies de todos los tiempos, hipnótica y expresionista, nihilista y sadiana, tremenda e inolvidable. A continuación, unos créditos espeluznantes, un coro de gritos desgarradores y una bruja recomendándonos que, por nuestro bien, abandonemos la sala... Para dar paso así a las tropelías de Ze do Caixao, ese ángel demonizado de sombrero de copa, ojos sanguinolentos y uñas largas, carismático, despiadado y estremecedor... Ecos de Nietzche y de Poe, de la literatura gótica y decadente, de J.K. Huysmans, de Buñuel y la Hammer, una fotografía fantasmagórica, una música inquietante y una atmósfera de pesadilla y blasfemia convierten esta película en una verdadera perla negra para engarzar.

El personaje de Ze do Caixao tuvo continuidad en secuelas como Esta noche poseeré tu cadáver y El despertar de la bestia, y permanece (como una especie de Freddy Kruger en versión latina) aún vivo en la actualidad.

Su última aventura podéis videarla en Encarnação do Demônio .

Salud from Hell:

v

jueves, 11 de junio de 2009

CRÓNICAS DE FIN DE SIGLO


Lánguidas mañanas tristes al filo de otro tiempo,
cuando te levantabas con resaca
y al desayunar leías el periódico buscando algún trabajo,
cuando preparabas hipotéticas oposiciones
y soñabas con proyectos locos para contener dentro la náusea,
cuando sentías algunas veces ganas de morir
y te sobreponías fumando
o bebiendo
o adorando falsos dioses,
cuando tu única aspiración era soportar la vida
y al salir te veías reflejado
en los ojos cansados de los transeúntes.

Nadie sabía con certeza lo que iba a suceder mañana,
pero todos quemaban con prisa su presente.

Se oían palabras como:

CRISIS, DESPILFARRO O CONTAMINACIÓN

y de cuando en cuando
alguien se cargaba a siete o diez pobres diablos
para ser luego acribillado a balazos por la policía.

El mundo era un retrete
donde la gente vomitaba sus desgracias
y los niños envejecían en sus casas
con la resignacion de los vencidos.

Se trataba, en cualquier caso, de esperar.


Vicente Muñoz Álvarez, de Canciones de la Gran Deriva (Ateneo Obrero de Gijón, 1999).

martes, 9 de junio de 2009

NOCTURNA & ALEVOSA

Xixon
13-6-2009

Me perdí, por desgracia, el Meeting Point in Md el sábado pasado (que, según me dicen, estuvo full equipe: enhorabuena, hermanitos), pero lo que ya no pienso perderme por nada del mundo mundial es esta otra jam poética, Nocturna & Alevosa, que se celebrará el proximo viernes 12 en A Coruña y el sábado 13 en Xixón, a la que me ha invitado mi compi David G. Varios poetas y amigos estarán allí esa noche, y yo aportaré mi granito de pólvora a la celebración...

Allí nos veremos las caras

& desenfundaremos los versos:

No faltéis a la cita !!!

v

KALEIDOSCOPE

domingo, 7 de junio de 2009

HENRY MILLER: Los trópicos de la embriaguez.


Somos culpables de un crimen, el gran crimen de no vivir la vida al máximo.
Henry Miller

Cuando, después de la II Guerra Mundial, Henry Miller se instala con su esposa en Big Sur (California), toda una pléyade de escritores y outsiders comienzan a girar como satélites entorno suyo. Primero los poetas de la Beat Generation, los llamados hipsters, deslumbrados por el tono anárquico y exultante de sus obras, esa especie de aura mística y vital de sus novelas en la que ellos se identificaron plenamente. Y después, mediados los sesenta, los viscerales hippies que, huidos de sus casas buscando una revelación, peregrinaron a Big Sur para conocer al gran gurú del sexo que ya era entonces Henry Miller. Unos y otros vieron en él a una especie de Mesías, un redentor que frente a la pesadilla tecnicista de Occidente propugnaba un retorno a la naturaleza y al amor libre en la línea de la más pura tradición anarquista americana iniciada por Thoreau y Whitman.

Por aquel entonces Miller rondaba los sesenta años, había publicado la mayor parte de su obra y conjurado las reticencias de la censura y de la crítica. Pero hasta llegar a esa iluminación tuvo que recorrer antes un largo camino, lo que él mismo llamó sus ordalías, que fueron el sedimento de sus posteriores libros y que le situaron al borde mismo de la desesperación.

La primera de ellas, quizá la más oscura, durante la década de los años veinte en Nueva York, empleado de una compañía de telégrafos, casado y padre de una hija. Miller conoce entonces a June Edith Smith (Mona en sus novelas) y abandona esa aparente dicha conyugal por una vida bohemia y disipada en la que comienza a identificarse cada vez más como escritor. Es la época de los cafés de Brooklyn, de las prostitutas, de los cabarets y de su renacer al sexo de la mano de la diosa June, su verdadera y quizás única musa, que Miller describe en Trópico de Capricornio, La Primavera Negra y La crucifixión rosada algún tiempo después. Un período loco y duro en el que la calle es su primera escuela, el decorado literario de sus desbordantes sueños. Una época de la que él mismo escribió: llega a un grado suficiente de desesperación y verás como todo sale bien.

De 1924 a 1930 June mantiene a Miller a costa de sus amistades y de una sospechosa capacidad para obtener dinero, con la obsesiva idea de viajar tarde o temprano a Europa, que encarnaba para ellos la esencia espiritual del arte y la cultura frente a la banal sociedad de consumo americana.

La trilogía titulada La crucifixión rosada, integrada por Sexus (1949), Plexus (1952) y Nexus (1960), describe apasionadamente este período, desde el momento en que Henry conoce a June y abandona a su anterior esposa, hasta el instante mismo de su ansiado viaje a Europa. Es la historia de la génesis de un escritor, sus dificultades, sus dudas, sus vacilaciones y su manifiesta incapacidad para afrontar una existencia práctica en el sentido convencional americano. El universo fascinante de alguien embriagado por la vida y consciente ya del poderío verbal que le había consagrado con los Trópicos años atrás.

La siguiente gran prueba de Miller, su segunda ordalía, tiene a París por escenario. En 1928 Henry y June hicieron su primer viaje a Europa, un recorrido turístico por Francia, Austria, Polonia, Hungría... Luego, tras otra breve estancia en Nueva York, Miller regresa a París sin June y durante varios años, hasta la publicación de su primer libro, vive prácticamente en la indigencia, sableando a conocidos, comiendo en sus casas, escribiendo esporádicamente algún artículo y formándose para su explosión. Porque es París, la ciudad del spleen y el desencanto de los simbolistas, el infierno paradisíaco de las putas y de los clochards, el lugar que despierta al artista adormecido en Miller, ese genio que no había encontrado rienda suelta en la pacata sociedad norteamericana.

Y una vez desbordada la presa, el río no cesa en su corriente. En 1934, tras varios escarceos con distintos editores, Miller publica al fin su primera novela, Trópico de Cáncer, un canto a la solemnidad del ser humano, un aullido de sentimiento arrebatado, apocalíptico y deliberadamente iconoclasta. A él le siguen La Primavera Negra (1936) y Tropico de Capricornio, quizás su mejor libro, que plantea la infancia y la adolescencia como la escuela posterior y esencial del escritor.

Reconocido y admirado por los intelectuales de su tiempo (Anaïs Nin, Durrell, Cendrars), a Miller le quedaba ya sólo una prueba: vencer la resistencia de la censura y la crítica. Sus obras fueron tachadas inicialmente de obscenas, pornográficas incluso, en una interpretación apresurada y superficial de su contenido, lo que le granjeó no pocas dificultades para su edición. El tema de mis libros – dijo – no es el sexo, sino la liberación del ser humano. Liberación que si bien en él pasa necesariamente por el sexo (como en D.H. Lawrence) ahonda en raíces más profundas (no en vano Miller había estudiado a Niezsche, Spengler, Freud y Unamuno, por citar algún ejemplo).

Hubo que esperar por tanto a la liberación de las costumbres que se impuso tras la II Guerra Mundial para que Miller pudiera publicar su obra en Norteamérica. Momento a partir del cual se cierra su ciclo de ordalías y comienza otro de reconocimiento y reflexión que se prolonga hasta sus casi noventa años.

Aunque lo mejor de Miller, al margen de su azarosa biografía, es su estilo arrebatado y delirante, un estilo que caracterizó todos sus libros, además de los citados: El coloso de Marusi, una canción al sol de Grecia, Max y los fagocitos blancos, Big Sur, Un domingo después de la guerra, etc. Ese grito libertario y sincero, embriagador, que parece surgir de las más profundas grietas del ser humano y que, pese a esporádicas notas de angustia y desesperación, irradia una fuerza y un optimismo como pocos autores han logrado plasmar en la literatura.

Porque como el propio Miller afirmó en una ocasión: Dios se encuentra en todo hombre. Y partiendo de semejante premisa, cualquier milagro es posible.


Vicente Muñoz Álvarez, de El tiempo de los asesinos.

jueves, 4 de junio de 2009

LONE STAR

Mi Calle

Pedazo de banda & pedazo de tema,

con el que me identifico, sobre todo hoy,

muy especialmente.

Rock &

Poetry for ever:

v

LOS QUE VIENEN DETRÁS: Ya en las librerías.


LOS QUE VIENEN DETRÁS
Y OTROS RELATOS
de
VICENTE MUÑOZ ÁLVAREZ

Prólogo de HERNÁN MIGOYA

Ilustraciones de MIGUEL ÁNGEL MARTÍN
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Los que vienen detrás y otros relatos reúne algunos de los mejores cuentos de Vicente Muñoz Álvarez, en los que se expresa una crítica a la sociedad de la soledad y la incomunicación en la que estamos sumergidos.
Vicente Muñoz Álvarez se ha consolidado como uno de los narradores más potentes en la distancia corta, al tiempo que como un dinamizador del mundo literario mediante su labor de antólogo en Golpes, Ficciones de la crueldad social (junto a Eloy Fernández Porta), Tripulantes (con David González), Resaca/Hankover (con Patxi Irurzun) y 23 Pandoras.

lunes, 1 de junio de 2009

EL DESPELLEJADOR


A partir de cierto punto no hay retorno posible. Ese es el punto al que hay que llegar.

Franz Kafka


Todo empezó aquel terrible día de sol. Mi primer día de verano... tan ingenuo, tan despreocupado, tan blanquito...

Estaba con mi chica junto al río y el sol brillaba en lo alto mientras tonteábamos despreocupadamente en la orilla. Hacía calor y de vez en cuando nos chapuzábamos en la corriente. Nos echábamos chorros de agua fría por la espalda y el pelo. Y el sol destellaba en la inmensidad del cielo azul. Comimos, bebimos y regresamos ya de noche a nuestras casas. Y así empezó el dolor. Como si me estuvieran asando a fuego lento, los brazos, el pecho, la espalda, el cuerpo entero... Se me puso rojo y me abrasaba y me eché crema, pero no dejaba de escocer... Algo espantoso, las bojas, quemaduras de segundo grado... Aunque lo mejor vino después, a los tres o cuatro días. Se me empezó a agrietar la piel, a caerse a trozos... Escarbaba en ella un poco y arrancaba enormes tiras que contemplaba por el microscopio y que se hacían bolitas luego en mis dedos... Era increíble, delirante, desvestir así tu cuerpo y analizar después la piel, sus celdas, sus poros, un enorme y misterioso mapa lleno de bifurcaciones y recodos mágicos... Algo obsceno, fetichista... Desde entonces me hice despellejador. Practicaba en mi piel pequeños cortes y arrancaba luego enormes trozos, porciones, tiras largas... Adictivo. Doloroso e irresistible a un tiempo. Aunque no encuentro la forma, las palabras... Porque yo quiero explicároslo adecuadamente, pintaros bien la escena, dibujar mi gozo en letras... Para centraros en mi piel. Pero uno se pierde y no encuentra la forma... Porque es bien fácil ser verdugo, afilar cuchillos, cercenar cabezas, juzgar desde el esquema propio y ser muy categórico al respecto... Pero en el fondo, en lo profundo, es del todo imprevisible, el sentimiento... Cada cual tiene su truco, su vicio, su secreto... Aunque suele ocurrir lo de siempre: que unos ganan y otros pierden y los vencedores reconstruyen luego a su medida el mundo... Leyes, usos, normas... Una justicia de vagón de feria, al fin y al cabo. Pero¿ cómo podría yo explicaros, situaros de lleno en mi lugar, introduciros hasta el fondo en mi piel ? Me tratan como a un loco y no lo estoy, os lo aseguro. O al menos no como ellos piensan. Veo vuestras caras ahora mismo, en este instante, desorientadas, confundidas... Y luego vienen las pastillas, las descargas, la camisa... Pero me voy, me pierdo una vez más... Una pequeña incisión y artesanalmente una tira, con cuidado, lentamente, sintiendo aunados el gozo y el dolor, cómo la piel se iba separando de la carne, cómo supuraba puntos rojos, su sabor fuerte y dulzón, y cómo reaccionaba luego el cuerpo, las costras, inflamaciones, postillas, hasta regenerarse después por completo... Aquello se hizo una obsesión. Porque llega un punto en que algo cambia en tu interior, un resorte, imperceptible, que te pone a caminar sobre la cuerda floja... No puedes parar, no puedes detenerlo, se te mete al fondo y te domina... Y luego vienen los médicos buscando explicaciones... Mi cuerpo abrasaba, ya sólo era llaga, la carne al rojo vivo, piernas, manos, pecho y pies... Todo un espectáculo. Y aquel dolor... Así que me tuve que dar tregua. Pero el impulso estaba ahí, como una tenia, como un buitre al acecho, como una maldición... Primero lo intenté con animales: ratones, conejos, perros, gatos... Con ellos era fácil. Tenían el pellejo grueso y fuerte. Incisión sobre sus lomos y ya está: desnudos, impropios, ultrajados... Pero también aquello llegó a hacerse aburrido.Y comprendí que no era ése el camino. Necesitaba piel humana, no aquellos pellejos... Y empezó luego el conflicto: la desconcienciación. Yo no era en el fondo un asesino. No necesitaba matar. No necesitaba a las personas, sólo quería su piel... Pero era un asunto difícil... La gente se asusta, sufre, teme el dolor... Por eso tuve que extender mi red, mi dialéctica, mi persuasión... Primero aquella chica: morena, joven, algo obesa... La conocí en un café y la encandilé durante algunos días hasta llevarla finalmente a mi casa... Los somníferos. Y luego el gozo. El orgasmo. La sublime posesión... Practiqué un corte en su nuca, de lado a lado, y empecé a tirar de su piel con suavidad... Se deslizaba voluptuosa espalda abajo, dejando las vértebras al descubierto, salpicando sangre... Irresistible. Y tentador. Cada centímetro que descendía era como copular más hondo, más adentro, más profundo, hasta alcanzar el éxtasis... O se desgarraba, a veces, y se deshacía en jirones caliente, goteante... Había que cortar en ciertas zonas, en los pechos, por ejemplo, a la altura de los pezones, o junto a las uñas o en los labios, hasta dejar el cuerpo totalmente desnudo. Sólo que luego, al terminar, venía lo realmente difícil... Yo no era en el fondo un asesino... Pero había que deshacerse de los cuerpos después, en la bañera, sacos y sacos de cal viva, sin dejar un sólo rastro, ni un indicio... Solía elegir a mujeres, preferiblemente. Eran menos recelosas, más impresionables. Se tragaban sin dificultad cualquier mentira... Las llevaba a casa, las drogaba, las veía desnudas en el suelo, derramando su vida por los poros, y pensaba en sus destellos, sus esquivas almas... ¿ Qué sería de ellas ? ¿ Dónde irían ? O tal vez estuviera todo ahí, en su carne y en su piel... en mis entrañas... Hay algo patético y turbador en la inmovilidad de un cuerpo muerto, su frialdad, su rigidez... Observas por un tiempo un cadáver y te de das cuenta de lo frágil que es el hombre en realidad, un montón de carne y hueso y poco más... Como cualquier otro animal, al fin y al cabo. Tanta mística, tanta sangre, religión, tantas doctrinas, y al terminar siempre es lo mismo... carne viva, carne muerta... el juego imparable de la destrucción. El pez que traga insectos, el pájaro que engulle al pez, el gato devorando al pájaro... Un intercambio de energía que no sabemos dónde va, que nadie al fin retiene... Me pasaba horas contemplando aquellos cuerpos amorfos e irritados. Pensaba que tal vez pudieran de pronto cobrar vida, sin su piel, como experimentos horribles de laboratorio... Pero siempre estaban quietos, inmóviles, perdidos... Sólo algunas veces, mientras practicaba los primeros cortes, mientras arrancaba las primeras tiras, se movían o se despertaban y gritaban y entonces tenía que asaetar su corazón. Eran como grotescos monstruos locos, inconscientes, confusos y frenéticos por el dolor... Aunque eso no ocurría muy a menudo. Me sabía ya todos los trucos, las dosis adecuadas para cada cuerpo, cada sexo y cada constitución... Y después, sentado junto a la bañera mientras fumaba un cigarrillo, veía cómo se consumían en cal viva, borboteando, humeando hasta deshacerse por completo, y pensaba de nuevo en la fragilidad de nuestras almas, partículas de polvo oscuro... Llegué hasta el fondo mismo para comprobarlo, abriéndome paso hasta el corazón para descubrir que tampoco en su interior había nada, músculos, arterias y cartílagos latiendo aún entre mis dedos, pero sólo eso, nada por lo que luchar, nada que esperar, nada al fin y al cabo en qué creer: ni un vestigio de sus almas. ¿ Me entendéis ? ¿ Me vais pillando ? Haced si no un esfuerzo, examinad vuestras conciencias, vuestros vicios... ¿ Tenéis bulimia ? ¿ Sois bixesuales ? ¿Pederastas ? ¿ Estafadores ? ¿ Alcohólicos ? ¿ Hipocondríacos ? ¿ Mirones ? ¿ Envidiosos ? ¿Pervertidos ? Yo sólo necesitaba piel... Lo demás, por supuesto, era intachable: mi aspecto, mi trabajo, mis modales... Todos con nuestras caretas, fingiendo, simulando un carnaval... El ser humano, el pobre y prepotente ser humano... Hay que abrir cientos de puertas para cerrar definitivamente alguna, pero todos corren para huir de su interior, se asocian, se aglomeran y edifican pueblos, ciudades, casas... O el dolor... Ese dolor que nace al borde mismo del placer, al arrancar tu piel primero, una gran tira, y superponer encima otra más joven, sangrante y aún caliente, la cópula definitiva con sus cuerpos, días y días sintiendo su contacto, cómo se pega, cómo se seca, cómo va encogiéndose... Y mi casa, mi habitación, los cajones de mi armario... Piezas casi a la medida para mi espectáculo, hipnotizado, travestido y elegante en otra piel...

No recuerdo ya todas mis víctimas, pero sí, en concreto, a aquella chica... Amable, joven, pelirroja... El juego de siempre, la farsa del amor durante unos días... Cómo entró en mi casa, cómo sonreía y cómo eran sus dientes... Y luego, de pronto, los ruidos, el estrépito en la puerta, aquellos gritos, seis, diez policías... Y los golpes, las esposas, las pistolas, los psiquiatras y los jueces... Todos confusos, asqueados, aturdidos... Pobres vencedores, pobres hombres cuerdos... Me quieren reintegrar, descerebrar... Sus leyes, su justicia... Un cambio de sistema y se acabó, cientos de códigos a la basura... Nuevas circunstancias: borrón y cuenta nueva.

Pero ahora estoy aquí sentado.Y una enfermera me mete en la boca una pastilla y me sonríe.Y sale de la celda. Y llega el médico; que me toma el pulso. Y después otra enfermera. Con un carro. Que me da de comer y me habla mientras mastico y me provoca. Hasta que se va. Cierra la puerta. Y apaga la luz y al fin me quedo solo. A oscuras. Quieto. Inmovilizado. Embutido en la camisa. Y cierro los ojos y escucho el latido acelerado de mi corazón. Y pienso en la piel de esa enfermera... Y empiezo a soñar... Y me estimulo...


Vicente Muñoz Álvarez, de Mi vida en la penumbra (Eclipsados, 2008).