y entre tantos y tantos recuerdos, imágenes y sensaciones, uno en concreto que aún me hace temblar: el teniente coronel Tejero, tricornio calado y pistola en mano, asaltando el Congreso de los Diputados aquel fatídico 23 F de 1981... quince años tenía yo aquel día, y me encontré el recado al llegar a casa al anochecer, después de salir de clase, mis padres angustiados frente al televisor explicándome como había y estaba siendo la cosa, en plena investidura de Calvo Sotelo, la toma del Congreso por los guardias civiles, con Tejero al frente lanzando la siniestra proclama de Quieto todo el mundo, los diputados parapetados tras los asientos, el forcejeo con Gutiérrez Mellado y el disparo al aire que congeló el corazón de España, seguido de otras ráfagas de ametralladora... la noche de los transistores, la llamaron, porque casi todo el país la pasó pegado a la radio, Cadena Ser, que siguió emitiendo sin interrupción, dando parte de la evolución de los hechos... y luego la intervención en la televisión del Rey, adusto y uniformado, poniendo fin al conflicto... y la liberación de los diputados y rendición de Milans del Bosch y Tejero al día siguiente, y el corazón de España, tímida y cautelosamente, volviendo a latir de nuevo... uno de los acontecimientos, sin duda, traumáticos de la Transición, un jarro de agua fría a la celebración del final del Régimen que hasta entonces vivíamos, que a todos hizo reflexionar y volver a tener pesadillas con yugos y verdugos... quince años, tenía yo ese día, calle del Carmen 12, y no olvido aquel ominoso disparo al aire en el Congreso, los que dieron la cara y los que se escondieron, y sobre todo el rostro congestionado de mis padres frente al televisor siguiendo los hechos...
Vade Retro
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Satanás
de la que nos libramos
Vicente Muñoz Álvarez
A veces no me sabe mal haberme perdido ciertas noches...
ResponderEliminarYo tenía cinco años, pero me recuerdo deshaciéndonos de algunas cosillas de mi padre. Qué susto.
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