tuve unos platillos Paiste verdes que brillaban como ningunos en los conciertos y locales de ensayo... tuve unos platos Paiste verdes, sí, con Veredicto Final, mi banda ochentera, recién salido del cascarón, y aunque no era ningún prodigio de baterista, brillaba con ellos y ellos conmigo tocando ensimismado con mi banda aquellos temas: Fiesta gitana, Desesperación, Arizona, Mari Pili, Polka, Camino del Sur... tuve unos platillos Paiste verdes, verdes como la esperanza verde, y con ellos por montera me enfrentaba en cada concierto y ensayo al mundo sin pensar en nada más, viviendo la noche leonesa y persiguiendo a ciegas un sueño, o mi destino, no lo sé, pero ahí estaba yo, aporreando la batería (una Trak que habíamos pillado en Groucho a medias entre Bingo, Luis y yo, y a plazos, por supuesto, a cuenta de los bolos que nos fueran saliendo) con dieciocho y diecinueve años, en aquella galaxia maravillosa y lejana que fueron los 80... tuve unos platos Paiste verdes, sí, verdes como mis ojos verdes, y ahora tengo la pluma, y con ella por montera, como entonces con las baquetas, sigo tocándolos, aquellos platos verdes, verdes como el pasado verde, intentando no perder el rumbo ni el ritmo (cosas, ambas, muy habituales en mí) y sacándoles extraños y evocadores sonidos...
de un modo u otro
de un modo u otro
el ritmo continúa
Vicente Muñoz Álvarez
Qué buen rato Vicente, he disfrutado tus palillos verdes al ritmo de la música y de la vida que vibra en tus letras!!
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