y por qué tanto Gabinete Caligari últimamente, os preguntaréis, qué obsesión o regresión macarra es esta, por qué vuelvo una y otra vez a este disco, Que Dios reparta suerte, no lo sé, pero ahí está, clavado en mi memoria, magdalena de Proust personal, 1983, 17 años, un viaje de fin de curso a Mallorca, una tienda en el casco viejo y aquel disco allí, en el escaparate, y yo, que ya había escuchado en la radio temas sueltos de ese formidable LP, que me lo pillo y me lo traigo a León, Gabinete Caligari, aún antes de haber videado la película de Murnau, otro de mis maestros antiguos, aquel rock torero, pura garra y pasión, y que monto con mis colegas (Ana Campe y Bingo y Luis y César y luego las Specíficas) un grupo que intenta emularles, Veredicto Final, las patillas largas, los camafeos, las camisas de chorreras, los buggies de colores y aquellos inolvidables temas, Tierra de nadie (declaración de principios), Grado 33 (guiño a la masonería), Maquis (en las trincheras), Sangre española (homenaje a Juan Belmonte), Mentir, Que Dios reparta suerte, Gresca gitana, nuestra España profunda sin prejuicios ni complejos al fin retratada, esos iconos y clásicos intocables de la dictadura y la represión, días y noches, alternados con los Ramones y los Cardiacos y los Clash, escuchando ese disco, miro hacia atrás, a lo mío, a mi raza y mi sangre, y está siempre ahí, para otros fue el Naranjito o Tejero o Serrat o Paco Ibáñez o Mayo del 68 o los quinquis o Blas Piñar, pero yo pienso en aquellos años y escucho invariablemente esa banda sonora, la de ese disco, quizás con El Acto, de Parálisis Permanente, esas son mis consignas de adolescente, junto a Lovecraft y Poe, por supuesto, benditos rockeros castizos de entonces, benditos tiempos, adiós a las armas, viva la fiesta (gitana) y viva la Transición...
Vicente Muñoz Álvarez
grandes, grandes siempre Gabinete y esa sangre española desperdiciada en los ruedos y maltratada en las páginas, hermano,que bueno siempre leerte y sentir las vibraciones. Abrazo!
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