viernes, 2 de octubre de 2015

DE LAS APARIENCIAS



que se lee poco en este país, sobre todo poesía, es algo que cualquier escritor, en especial los poetas, tiene (o debería tener) asumido, y que no sabemos nunca las vueltas aleatorias que dan nuestros libros, qué será de ellos, dónde estarán y en qué manos caerán, también... y al hilo de estas reflexiones, la siguiente anécdota que me ha sorprendido: acabo de ir a entregar un paquete de muestras de calzado a Villarroañe, agencia de transporte TNT, y al llegar he preguntado desde la furgoneta por la oficina a un repartidor que salía del local en un camión, un tipo con bigote y pelo blanco, de unos 60 años, calculo, que me ha indicado amablemente el lugar... y acto seguido, sin más ni más, me ha preguntado: ¿eres Vicente, el poeta, no?... la pregunta, en ese contexto y viniendo de quién me la ha hecho, un transportista que en absoluto tenía pinta de lector de poesía, me ha pillado por sorpresa, y le he dicho que sí, que soy yo, y que cómo y de qué me conocía, a lo que me ha respondido con cara de satisfacción: de tu libro Días de ruta y de tu fanzine Vinalia Trippers... ahí es nada... lo equívoco de las apariencias y el destino azaroso de nuestros libros... le he dado la mano y las gracias y sólo me ha salido (del corazón) añadir, guiñándole un ojo: pues esta es la furgoneta de Días de ruta... y luego, de camino a casa conduciendo, he pensado en sincronicidades, lo curioso y lo extraño, lo efímero y lo duradero, lo auténtico y lo pasajero... caras (sin rostro) de la misma moneda...


Vicente Muñoz Álvarez

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