viernes, 7 de junio de 2013

ANIMALES PERDIDOS en LA REPÚBLICA CULTURAL


La última obra de Vicente Muñoz Álvarez continúa con la poética y la filosofía de sus libros anteriores, aunque se descubre en este un tono de amargura antes apenas perceptible, que tiene su razón en el desamor, punto de partida y sentimiento determinante de gran número de estos poemas. Así, arranca el volumen con la constatación de una separación, de una ruptura amorosa. Desde ese punto de partida, la obra va dejando constancia del paso del tiempo y de los cambios producidos, no sólo en ese ámbito, sino desde un enfoque amplio. Al respecto, la pérdida de la inocencia constituye el más relevante de ellos.

Como es habitual en este autor, sus poemas están compuestos por versos muy breves, que se suelen reducir a sintagmas. Además, el texto está centrado en la página, con lo que se crea un dibujo con la propia disposición de las palabras que puede dialogar con la sombra chinesca de la ilustración de la cubierta del libro.

Animales perdidos consiste en una afirmación y una confirmación de una actitud indócil e indomable. La insumisión y la posición de resistencia frente a una sociedad alienante y alienada llevan al autor a realizar una defensa implícita del vitalismo. En ese sentido, sus textos remarcan la dureza de la vida.

A través, generalmente, de un registro narrativo, aparecen personajes (con nombres propios omitidos) en ambientes degradados, que se enfrentan a situaciones que exigen lo mejor de sí mismos para no sucumbir a la desolación, a los apuros económicos, a la exclusión social. Estos sucesos, además, son percibidos como situaciones amenazantes. Son anunciados en varios poemas, y se hallan encadenados mediante el asíndeton: “el no llegar a fin de mes / los sueños rotos / los amigos muertos / los recibos de la luz / del teléfono del alcantarillado / el alquiler el tráfico / la comida basura el odio / la soledad la rutina el tedio / la angustia el aislamiento / los planes de jubilación / los desahucios los despidos […]”.

Así, se produce un salto continuo de la percepción individual y de los sentimientos a las consecuencias y los problemas sociales que las provocan. De este modo, permea una constante crítica política sus versos.

En cualquier caso, existe un peso excesivo de las estructuras paralelísticas y de las enumeraciones (muchas piezas están formadas por largas de ellas) a lo largo de todo el volumen, como conjunto. Por otro lado, es constante la incorporación de versos y palabras de otros autores (incluidos incluso en inglés directamente).

En definitiva, Animales perdidos resulta la constatación de una actitud combativa, ofensiva, que busca la afirmación de una identidad libre, no alienada, frente a la masa.


Alberto García Teresa, La República Cultural.



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