viernes, 2 de agosto de 2013

AQUELLA CASA AL LADO DEL CINE MARI (1)


juraría que se llamaba Villa Asunción, aunque no estoy seguro, me he intentado documentar pero nada, hablo de principios de los 70, yo era muy chinorri aún, pero ese nombre, Villa Asunción, y aquel caserón, siguen grabados a fuego en mi mente... allí estaba, en medio de Ordoño II, la calle principal de León, junto al Cine Mari, ya de por sí siniestro y extraño, con aquellas sesiones de Arte & Ensayo para adultos y aquellos fotogramas grotescos... yo pasaba por allí todos los días de camino al colegio y siempre me estremecía, aquella mansión terrorífica, morada perfecta de Norman Bates, de la que mis compañeros de clase contaban tremendas historias, una viuda asomada a la ventana, un canal de agua subterráneo, una desaparición y un cuerpo ahogado... era una de nuestras conversaciones recurrentes, el castillo del Mago de Oz, donde cualquier cosa podía pasar... me recuerdo alrededor del edificio merodeando con Campo (nos conocíamos todos en el colegio de aquellas por nuestro apellido) después de múltiples planes de asalto, ocho, nueve, diez años a lo sumo, asomándonos aterrados a las ventanas y adentrándonos unos metros en el recibidor... toda ella en ruinas, lóbrega y opresiva, espeluznante y sombría, fantasmal y ominosa, aquella torre angustiosa, aquella buhardilla inclinada, sus diminutas ventanas, su amenazante presencia, así era Villa Asunción, una Casa Usher con vida y aliento propio, a saber qué atrocidades se cometieron allí, nos preguntábamos, quién la habría habitado, qué habría de cierto en aquellos rumores... en cualquier caso allí estábamos, rondando siempre su verja o adentrándonos en su agostado jardín, analizando vestigios y huellas e imaginando continuamente tragedias... hasta que un día, de la noche a la mañana, desapareció, derribaron la casa y el cine y construyeron encima un edificio moderno y pasaron los años y todo se olvidó... pero no en mi cabeza (mi cabeza es un cofre de recuerdos que todo lo recicla a placer: vive tu memoria y asómbrate, dijo jack Kerouac), ha estado siempre presente desde entonces en mis pesadillas, a ella, seguramente, deba mi afición por la literatura y el cine de horror y el germen de muchos de mis relatos, pienso... hasta que hoy, buscando información en la red, me he topado con una fotografía suya y todos estos recuerdos han vuelto de nuevo a mí, aquella casa al lado del Cine Mari (cuánto le hubiera gustado rodar a Lucio Fulci allí), aquel terror infantil, sus muros tenebrosos, sus funestas ventanas y su abandonado jardín... oh esta memoria lisérgica, sus fantasmas y obsesiones y merodeadores y sugestiones y miedos... de ella seguiré informando...


Vicente Muñoz Álvarez

1 comentario:

  1. Toda llena de maniquíes por el suelo, que parecía que acababan de dejar de moverse en cuanto entrábamos allí, pero nos seguían únicamente con la mirada, sin moverse, aguantando la respiración...

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