jueves, 3 de mayo de 2018

SÍSIFO BAJANDO LA PIEDRA



comienzo a llegar poco a poco, ya agotado, como en una psicodélica maratón, al fin de mi ruta, mi éxodo zapateril, un par de semanas y ya, libre libre quiero ser... desde que hace 21 años 21 comencé con mi padre a vender zapatos (estudió Derecho, pero se torció por el camino, solía decirle a nuestros clientes como carta de presentación), ninguna campaña como esta, tan frustrante y estresante y difícil... que no venden, que no pueden, que no compran, que no pagan, que se arruinan, que cierran, que el mal gobierno les sangra, que si los chinos, que si el tiempo, que si internet, que no llegan a fin de mes... así cliente tras cliente y tienda tras tienda desde hace dos meses y medio ya, suyo será el reino de los cielos... tortura, calvario y matadero, este oficio mío, por no hablar del otro, la literartura, hoguera de las vanidades, refugio y trinchera, nuestro es, metafóricamente hablando, el purgatorio en la tierra... así ando y soy y estoy estos días, entre ambos frentes me debato, escribir y vender zapatos, y las noches de insomnio y kilómetros y más kilómetros y paranoias extrañas en la carretera... pero también, y a medida que me acerco a mi meta, al fin de esta tremenda odisea, Ulises reencarnado, liberto desencadenado, Sísífo bajando la piedra, el olor a verde y mar ya en mis venas, las setas y el bosque y la playa a la vista, sensaciones y paisajes que comienzan a ser ya de otro color, el cielo más nítido, mi corazón más templado, brotes en la cabeza... justo por eso, esa libertad que está al llegar, mal menor lo demás, pienso, sigo en la carretera...


Vicente Muñoz Álvarez

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