no me canso nunca de escuchar a Tom Waits, mi perro hermano de la lluvia... acudo a él, sobre todo, en los días de nostalgia e introspección, que son mayoría, y sus canciones me teletransportan como por arte de magia a otras realidades paralelas... por qué precísamente él, no lo sé, pero desde el día en que le descubrí, vía Down by Law, siempre está ahí... ha habido otros, por supuesto, pero Waits es especial, de los que nunca me abandonan, de los que me acompañan siempre, tantas y tantas analogías y tanta desesperación... dónde está el norte, parece que nos pregunta al borde del abismo, y nosotros, animales perdidos, no sabemos qué contestar, pero nos hacemos eco de sus aullidos... se me ponen los pelos como escarpias al escucharle, sí, y a él acudo como a una especie de bálsamo de ensoñación, como si todo su dolor se encarnara a borbotones en mí, como si toda su tristeza me hiciera pedazos el corazón, pero necesitando como una droga escucharle... el caso es estremecerme y que algo me erice la piel, ese es el caso...
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y la atmósfera que escribes está llena de sus alaridos y mueven de sitio las paredes y levantan la lumbre!
ResponderEliminaryo le conocí a través de la peli Léolo, con su Cold Cold Ground... y también se me quedó dentro
salud y placer leerte siempre abriendo ruta!
gracias, Mareva: siempre Waits
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