con la furgoneta llena de maletas de muestras de zapatos de un solo pie, arden las pérdidas... ni esta lluvia persistente y oblicua las logra apagar... arden las pérdidas y Babilonia y se propaga el ébola en este bizarro país, y los perros del amo sacrifican a los suyos y ladran impotentes en sus esquinas, guau, los perros del amo, y los paisajes enfangados pasan frente a mí como fantasmas de otro tiempo mientras sujeto fuerte el volante, kilómetros y kilómetros a la vista recorriendo estas carreteras solitarias del mundo para poder seguir escribiendo el resto del año, y mi corazón como siempre al desnudo, lleno de llagas y estigmas que no logro cerrar... pero estoy vivo, me digo, zombificado o no sigo vivo, y es hora de asumir por un tiempo el disfraz...
cae la lluvia
lágrimas germinando
en la tierra
lágrimas germinando
en la tierra
Vicente Muñoz Álvarez
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