lunes, 8 de abril de 2013

ANIMALES PERDIDOS según JORGE M MOLINERO


La noche de ayer me cundió mucho, vaya si la aproveché. Rompí con mi pareja de años, me exiliaron a un piso de la ciudad yerma, bajé al infierno, llené de astillas el corazón, me hundí, cerré las salidas, me hice pequeño, me dolí, embarranqué, me fui de ruta a vender zapatos y sólo vi miseria y angustia, decidí acabar con todo pero me salvó un recuerdo y un volantazo, descubrí un claro en el bosque, me vino la desidia y el desasosiego, la cuenta corriente a cero, más zapatos sin vender, cerrazón en los ojos inertes de los clientes, me cogí una gripe y una resaca enorme me mataba pero me levanté y encontré una mujer blanquísima y me enamoré y salté al vacío y había red en los ojos de Jul y en mi perro. Me agarré a la vida de nuevo y fui feliz, los recuerdos del naufragio sirvieron para hacerme más fuerte, renací como el fénix y reí.

Todo esto porque devoré anoche Animales perdidos, de Vicente Muñoz Álvarez, editado por Baile del Sol, con ilustraciones del clavo hermoso y caliente de Julia D. Velázquez.

Si bien es cierto que cada vez más puedo disfrutar de todo tipo de poesía, la que me sigue rompiendo y emocionando es la que habla de mí, y Vicente lo consigue con holgura, me arrastra al abismo y es el mío sin serlo, me calma y me cura, me sienta de copiloto en su coche cuando va de ruta, me ofrece tabaco, enjuga mis lágrimas, me presta sus manos para amar. Tiene la capacidad de que seas Vicente Muñoz durante un tiempo, o al reconcerte en sus versos, deja él mismo de ser Vicente para ser tú.

Increíble poemario, duro y negro, asfixiante a veces, redentor y amable al final.

La soledad hostil sin brazos del infierno, la desorientación en el caos y la obsesión entre vivir y no estar muerto del purgatorio, las deudas saldadas, la conciencia tranquila o la compañera feliz del cielo.


DÍAS OSCUROS

otra vez
los días oscuros

tristes días de ruta
de intentar vender zapatos

la crisis la baja autoestima
las tiendas que cierran
los clientes que no pagan
la incertidumbre la deriva
el miedo el alarmismo el caos
la competencia la decadencia
el fin de raza el alma rota

sólo el instinto
de sobrevivir

perdura


(Poema de Animales perdidos)


Jorge M Molinero, en La Juventud del Otro.



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