puede ser una pesadilla, sí, a menudo una atroz pesadilla, lo que me hace despertar así, ansiado y descontrolado y neurótico, o pueden ser también esos versos imposibles que no casan, los dichosos versos, o las viejas pelis de terror que video medio ensoñando al anochecer o mi pie izquierdo al rozar el suelo frío de la habitación algunas mañanas, o los aullidos de ese perro encerrado que se asemejan a agonizantes gemidos o el maldito deber sin cumplir, el que yo mismo me invento, o la sensación de impermanencia y vacío, de que nada perdura y todo se acaba y me falta tiempo, o la ruta de calzado que a punto estoy de comenzar, unida a esta crisis perversa, o alguna canción que me agita hasta el tuétano en algún momento del día, o también la edad de mis padres, lo que les pueda pasar, o a veces los fantasmas de antaño y las servidumbres presentes, sí, vender zapatos, el cambio de muda y de piel, el tener que transformarme de la noche a la mañana en hombre cuerdo y extraño, o la inminencia de los hoteles baratos y las noches sin huella, o puede ser, por qué no, mi hipertensión crónica, siempre presente, o quizás sólo el cansancio, lo más probable, confundido a menudo con la melancolía y desazón interior, alternadas con mi hiperactividad frenética cuando me encuentro bien, que me deja aplastado y vencido, o puede ser tan solo el peso del tiempo, 46 primaveras, o el aluvión de recuerdos que a menudo me nublan la vista, o a lo mejor mi hipocondría congénita, cómo estará mi sangre, el temor a las agujas, si estaré en el fondo bien, o puede ser, sin más, mi tendencia innata, fruto de mi jodida educación judeocristiana, a replantearme continuamente las cosas y reconcomerme las entrañas por dentro, a psicoanalizarme y pedirme cuentas y necesitar tener todo perfectamente hilvanado, pero lo cierto es que la ansiedad está ahí, como una tenia, como una maldición o monstruo al acecho, diciéndome te falta esto o lo otro, agitándome la sangre en las venas, acelerando mi corazón, y yo lucha que te lucha por encontrar mi equilibrio y aplicar todas esas lecturas de los maestros antiguos, Castaneda, Osho, Krishsnamurti, Buda, a mi nerviosismo innato, mientras camino con mi perra a toda velocidad por el bosque intentando sosegar mi conciencia para regresar puro y limpio a mi nido, en lugar de estresado y convaleciente y nostálgico...
tranquilo
me digo
todo va bien
todo está bien
mientras
los pájaros
ajenos
a mi debacle
se funden
instintivamente
en el horizonte
y el cielo
v
cover by Füssli
cover by Füssli
fascinante... esa sed eterna que rebosa en palabras que combustionan y agitan al leerte
ResponderEliminargracias Mareva:
ResponderEliminarlo mismo me sucede a mí al leerte:
recorremos semejantes caminos
v
El desahogo de la ansiedad de las buenas personas; las imprescindibles para esta vida tan llena de vacíos, pero tan llena del sentido innato de la sobrevivencia natural y llena de buenos sentimientos para compartir;recibe un fuerte abrazo querido y apreciado Vicente.
ResponderEliminarrecibido, Toño,
ResponderEliminargracias por estar ahí
v
Recuerda: que nada te turbe, que nada te espante...
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