aunque están luego esos otros días, los del renacer, que dan sentido a la vida, llenos de luz, plenos e intensos, en los que todo encaja de nuevo, la sangre fluye en las venas, el alma descansa, el cuerpo no pesa, la mirada ilumina, días de vino y rosas, de esperanza, sin taras, como caricias suaves en el corazón, que devuelven la fe, milagros para los sentidos...
y entonces sí, como por arte de magia (y eso es lo que más desconcierta), las palabras suenan, se apoyan, van de la mano, el enemigo se oculta, no existe el miedo, cesa la angustia, se acallan las voces, las dudas se aclaran, se extingue el fuego...
por qué antes no y ahora sí, cuál es la clave y el sortilegio, te preguntas, pero no encuentras respuesta (y eso es lo que más desconcierta), quizá tus biorritmos, tu esencia, tu forma de ser, aunque hacer preguntas no es el camino, se trata sólo de vivir el plenamente el momento, no pensar, sólo sentir, como si cada minuto fuera el último y se acabara el tiempo, no apegado a nada, equilibrado y sereno, integrado de nuevo en ti...
Vicente Muñoz Álvarez
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