Otra estupenda película que se merece y es justo desempolvar: Tinieblas (The Man Who Haunted Himself, 1970), de Basil Dearden, basada en una novela de Anthony Armstrong (The strange case of Mr. Pelham), que aborda de una manera muy inquietante la figura del doble o doppelgänger.
Desde Los elixires del diablo, de E.T.A. Hoffmann, al William Willson de Poe, pasando por El retrato de Dorian Gray de Wilde o El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson, por citar algunos de los ejemplos más conocidos, el doble en la literatura es un tema recurrente, que explora la dualidad del ser humano, su lado luminoso y oscuro y esa capacidad de ser ángel o diablo al mismo tiempo.
En esta película es el actor británico Roger Moore, como anillo al dedo para la ocasión, quien sufre las consecuencias de ese desdoblamiento tras un fatídico accidente automovilístico, sumergiéndonos en una angustiosa espiral de sospechas y persecuciones, intrigas y desencuentros, un juego del gato y el ratón que nos mantiene en vilo hasta un sorprendente y epatante final.
Con una magnífica fotografía y banda sonora, unas interpretaciones de lujo (además de la de Roger Moore, en uno de sus mejores papeles, las de los secundarios Freddie Jones, siempre histriónico e hiperbólico, y Olga Georges-Picot, la musa de Alain Resnais) y una deliciosa estética setentera, este thriller psicológico, kafkiano y estremecedor donde los haya, se merece por méritos propios ser rescatado del olvido.
Aunque ya Hitchcock había adaptado en 1955 la novela de Anthony Armstrong a la televisión en un capítulo de la serie Alfred Hitchcock Presenta, la versión ampliada de Basil Dearden es una muy disfrutable y fascinante cult movie, que hará las delicias de los amantes del cine de suspense y la cultura pop.
Vicente Muñoz Álvarez

No hay comentarios:
Publicar un comentario