martes, 28 de enero de 2025

NOSFERATU

Yo, que no suelo ser con nada en la vida de términos medios, con el Nosferatu de Robert Eggers, a diferencia de casi todo el mundo, sí que lo soy: no me parece, en absoluto, una obra maestra, como muchos afirman, ni tampoco, como tantos dicen, una mala película. La peor adaptación, eso sí, de los tres Nosferatu clásicos, porque las de Murnau (1922) y Herzog (1979) le dan mil vueltas, y el film más flojo, para mí, de Eggers hasta el momento, sin comparación con La bruja, El faro y El hombre del Norte. Pero tampoco, desde luego, una mala película: buenas interpretaciones (algo histéricas y pasadas de rosca, sobre todo la de Lily-Rose Depp), estupenda ambientación y atmósfera (lo mejor y más logrado), muy digno y poético final, etcétera. 

Lo que no sé es cómo ni por qué tanta gente (incluido yo ahora mismo) está hablando de ella, dándole una publicidad gratuita que no se merece... Y en eso Eggers, o quien se haya encargado del marketing, sí que han sido hábiles, hay que reconocérselo: distintos modos de alterar, subliminalmente, la conciencia y el punto de encaje...

En suma: quien quiera ver un buen Nosferatu, que vaya a las fuentes y clásicos, y este nuevo Orlok, pútrido y aguardentoso (ni el bueno de Tom Waits, después de una semana de farra, lo superaría), para los millennians y woke, tan necesitados de reinterpretaciones y sangre nueva.

Vicente Muñoz Álvarez

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