miércoles, 7 de septiembre de 2016

HAY QUE SEGUIR CANTANDO



mi compi, El Solito Trovador, me invitó hace unos meses a recitar un poema en su nuevo disco, Hay que seguir cantando, cosa que, por supuesto y viniendo de su mano, hice encantado...

esta es la campaña de crowdfunding para apadrinar su criatura, en la que colaboran también otros (muy buenos) poetas y amigos:


y esta, mi letra del temita en cuestión, made in Días de ruta:

MALDITOS

durante el paseo por el bosque esta mañana

pensé

que ninguno de los escritores de mi entorno (y conozco a cientos) vive realmente de la literatura, su literatura no se remunera, no se reconoce, apenas se reseña, algunos tienen trabajos que les desconcentran y alienan, otros ni siquiera eso, se dejan la sangre y las vísceras en el papel y a veces, si hay suerte, les publican libros (que apenas se distribuyen y nadie logra encontrar), pero casi nunca cobran por ello derechos de autor, un simple comentario les tumba o anima, son los mejores cerebros de mi generación y están perdidos, frustrados, rotos, aunque casi nada logra hundirles, vuelcan en sus textos sus esperanzas y miedos y eso les suele salvar, se caen y se levantan cientos de veces, reciben golpes bajos, sudan tinta a chorros, se reúnen, se asocian y montan revistas, organizan sus propias lecturas, encajan mil negativas, les engañan, les ningunean, les traicionan, madrugan o trasnochan para escribir y corrigen y destruyen continuamente sus libros, aguantan suspicacias y recelos, se queman y renacen a diario de sus propias cenizas, no tienen casa propia ni planes de jubilación, les fagocita el sistema, escuchan resignados el dedícate a otra cosa, se refugian en trincheras, malviven y envejecen en pisos de alquiler, frecuentemente les abandonan sus parejas, padecen insomnio, dudan, naufragan, se ahogan, les miran mal los cuerdos, no les entienden los locos, sus coches, si los tienen, son chatarra pura, imposible pagar el seguro y llegar a fin de mes...

reman contracorriente, luchan contra todo,
pelean siempre a la contra...

y aún así conservan la dignidad

¿son o no escritores malditos?


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