Quedan ya pocos días para que salga al mercado al fin Viscerales, la antología de Mario Crespo & José Ángel Barrueco, que tiene (por muchas razones: la nómina de autores, la calidad de sus textos, el espíritu de equipo, la editorial que lo publica, su estupenda portada y lo más importante, su argumento: el haber dado forma y cuerpo al concepto de literatura visceral, que hasta ahora sólo tenía alma) todos los visos de convertirse desde ya en un libro de culto.
Mario Crespo se ha encargado estos días de subir a su blog una serie de comentarios sin desperdicio sobre todos y cada uno de los relatos de la antología, y esto en concreto es lo que dice del mío:
Alta tensión (una catarsis)
Lo que ha hecho Vicente Muñoz Álvarez para esta antología, como el propio título indica, es una catarsis. Vicente no se ha vaciado para criticar, lamentarse o cambiar las cosas, lo ha hecho para limpiarse por dentro, para purificarse. Como dice su amigo y paisano, Alfonso Xen Rabanal, ser escritor, siempre que se esté fuera de la industria, exime de vasallajes. Los que escribimos tenemos la suerte de poder usar esta arma para desahogarnos, para pasar un trauma, incluso para vivir con mayor intensidad sin salir de siquiera de la habitación (este libro está lleno de textos que buscan seguir deliberadamente esta filosofía de la escritura). Y con ese afán, Vicente Muñoz Álvarez nos narra una relación de pareja que se debilitaba y que acabó somatizándose hasta el punto de desembocar en una enfermedad física que se confundía con la psicológica. Este texto es uno de los que más me impactaron. ¡Chapó, Vicente!
Por lo que a mí respecta, desde luego,
un placer y un honor
formar parte de este proyecto
y figurar entre tantos escritores que admiro.
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