viernes, 31 de marzo de 2023
jueves, 30 de marzo de 2023
EN CASA de LUIS COLDER
Fin de semana de lluvia, también de armas
y de diablos agitados por el imprescindible
Vicente Muñoz Álvarez.
lunes, 27 de marzo de 2023
INTACTAMENTE SALVAJE Y URGENTE Y PURO
Cumplo hoy 57 años bien trabajados sobre el planeta Tierra, con mis luces y sombras, en un momento de cambios y de muda de piel, caminando sobre la cuerda floja, bajo el volcán, y de entre todas las docenas de enhorabuenas por estar vivo que me estáis enviado, una en concreto me ha llegado al alma, tras un poemario sin ley como "La poesía es un arma que carga el diablo", porque me define y lo resume todo: así soy y me siento aún, contra vientos y mares, sin ideologías ni banderas que me amordacen ni mediaticen, y así os lo sigo contando: gracias a todos por compartir mi viaje:
"Feliz cumple Vic... que esté cargada larga vida la pistola para bramar los que lo otros han olvidado ya enfrentar y vibrar y sentir y testimoniar con la lealtad del canto y el aullido. Me ha gustado mucho lo que te he leído. Creo que siempre has jugado con la ventaja de lo clandestino y estar fuera del redil, y aunque eso tenga a veces el precio del aislamiento, de la niebla, hace que tu voz sea imprescindible y que se mantenga intactamente salvaje y urgente y pura. Brindo por ti. Por la gente que amas. Por tu camino".
domingo, 26 de marzo de 2023
ENTREVISTA en DIARIO DE LEÓN
El autor leonés presenta ‘La poesía es un arma que carga el diablo’. Prólogo de Nacho Escuín y epílogo de Gsús Bonilla
Diario de León / Pacho Rodríguez / 26 de marzo de 2023
«Mi principal diana soy yo mismo -mi enemigo íntimo, que diría Herzog- y siempre habrá balas y flechas para mí, aunque no quede nadie más sobre el plató». «Nunca he sido un escritor estrella, todo lo contrario. No lo he pretendido nunca, ni aunque lo quisiera ser lo hubiera conseguido, porque mi literatura no es comercial, no escribo novela histórica, erótica, romántica, de ficción ni de evasión, y siempre he sido un escritor para minorías». «No concibo mi vida sin leer, por supuesto, pero tampoco sin escribir, porque para mí la escritura es mi forma de ser y estar en la Tierra». Y así. Con todos ustedes, Vicente Muñoz Álvarez, leonés de 1966, que regresa ahora con un nuevo libro, en este caso de poesía, y que ha hecho de la literatura, su literatura, un fortín del que sale en su curiosa vida para encontrar el sustento, como él mismo simplifica, vendiendo zapatos.
Pero primero hablemos de su libro: La poesía es un arma que carga el diablo, con prólogo de Nacho Escuín y epílogo de Gsús Bonilla, y a la venta en LcLibros.
El propio autor explica el lugar al que el libro le ha llevado: «Como todos mis libros, al fondo de mí, siendo congruente con mi ética y mis principios. Vivimos un momento histórico extraño y distópico, sobre todo desde la pandemia, donde bajo la apariencia de sociedades democráticas estamos más controlados y mediatizados por los gobiernos que nunca. Se nos impone cómo tenemos que estar y pensar, lo que es políticamente correcto o no, lo que tenemos que decir y hacer, intentando reeducarnos y uniformarnos constantemente como individuos y sin dejar margen a la discrepancia y la libertad de expresión y de pensamiento, en función de los intereses del poder. Y contra esa dinámica y política me rebelo. De todo ello y más habla este libro, que para mí era necesario escribir. Siempre he sido crítico en mi escritura, y callarme precisamente en este momento no sería coherente conmigo mismo. Así que justamente a eso me ha llevado este libro: a ser fiel a mi poética y forma de entender la literatura y la vida», sostiene Vicente Muñoz.
El primer inciso tiene nombre propio en la figura del recientemente fallecido poeta asturiano David González, todo un francotirador de la palabra con halo de maldito y que tras muchas vicisitudes vitales había alcanzado un lugar de privilegiada lucidez. Este asunto es para Vicente Muñoz algo que supera lo literario y alcanza el nivel de la amistad eterna. Así, casi todo lo ultimísimo del leonés va dedicado a González. «Para mí, desde luego, David González es el mejor poeta de mi generación, además de mi compañero de versos y aventuras durante casi tres décadas. Él mismo se consideraba un escritor maldito, no reconocido en vida, ninguneado por el establishment y el canon, y no tuvo reparos en mostrar su lado salvaje y polémico, de ahí ese halo que comentas. Lo que sucede, como suele pasar con este tipo de escritores, es que ese halo legendario y excesivo suele empañar su obra, que es lo verdaderamente importante y lo que a la larga y de cara a los lectores queda. David era ante todo un Poeta, un escritor de casta, que vivía por y para la literatura, y todo lo demás es secundario y no debería ensombrecer su obra», relata.
De regreso a la obra de Vicente Muñoz, su análisis está cargado de reflexión, y eso que a la hora de escribir no se somete a dictámenes ni propios ni ajenos: «Mi poética y forma de entender la escritura es la autocrítica y la búsqueda, una vía de conocimiento y superación personal, y nunca he tenido reparos en desnudarme y hacerme preguntas, aunque me hieran, para intentar comprender qué hago aquí y hacia dónde deseo ir. Para mí la literatura, la que de verdad me interesa como lector y escritor, es un arma de transformación de la realidad, y debe cuestionar el mundo, tanto interior como exterior, para intentar hacerlo más habitable. Y eso solo se puede conseguir con un espíritu crítico y no desde la mansedumbre ni el adocenamiento», remarca, pero dejando claro que estas razones surgen en el conjunto de su forma de pensar y no en una actitud literaria impostada.
Por eso se puede extraer ese acertado «sobre la marcha» al que alude cuando indica que «soy un escritor autobiográfico, que escribe según lo que va viviendo, y no suelo planificar demasiado mis libros. Este en concreto lo comencé a escribir durante el confinamiento, donde se nos privó de la noche a la mañana de todas nuestras libertades y derechos, y describe el proceso de transformación social que se ha impuesto subliminalmente desde entonces hasta el día de hoy, donde apenas hay lugar para la disidencia, y el espíritu crítico, que hasta ahora era indispensable para cualquier pensador, se considera políticamente incorrecto y subversivo».
A vueltas también con el supuesto éxito, Muñoz Álvarez tiene claro que «nunca me ha interesado tampoco la farándula y las servidumbres que implica ese modo de vida, éticas, sociales y políticas, sino el acto creativo y el oficio de la escritura en estado puro. Para mí la literatura es algo sagrado y tiene que ser fiel a mi filosofía y forma de entender el mundo, y nunca he estado dispuesto a venderme en este terreno. Ya lo hago a diario, para ganarme la vida, con otro trabajo, vendiendo calzado, que es lo que me da de comer, pero no con la literatura, que es mi Santo Grial y debe ser innegociable y auténtica, guste o no, venda o no, tenga o no tenga repercusión y éxito».
Si hubiera que definir a Vicente Muñoz por lo que le mueve como consumidor de cultura, algo que le interesa tanto como crearla, él mismo es el mejor guía: «En primer lugar, los libros que mis colegas del gremio me envían casi a diario, que son muchos y acaparan gran parte de mis lecturas. Afortunadamente, he sido y sigo siendo testigo de la literatura de mis contemporáneos, en parte por mi trabajo como antólogo y gestor cultural, y también por el blog literario que gestiono desde hace quince años, Hank Over, donde doy cuenta de todo ello. Y en segundo lugar, cuando me queda tiempo, en la literatura que me sigue interesando, la que cuestiona el mundo en que vivimos, hace preguntas y da respuestas, sean o no acertadas y correctas. De los beat a Castaneda, grandes maestros y mentores para mí, pasando por Thomas Bernhard, Céline, Henry Miller, Carver, Varlam Shalámov (cuyos Relatos de Kolimá convendría leer más que nunca ahora), Sartre, Camus, Huxley, Lowry, etcétera, etcétera.
La mejor forma de conocer a Vicente Muñoz es leerle y vislumbrar su destino. Si tuviera que definir su edad poética lanza una especie de órdago: «En la Edad de Hierro, imagino: más afianzado que nunca en mis principios y filosofía», asevera.
EN CASA de FRANCISCO ROJAS
Ya está en Escocia
La poesía es un arma que carga el diablo
de Vicente Muñoz Álvarez.
Muchas ganas de hincarle el diente!
viernes, 24 de marzo de 2023
ENTREVISTA en LA NUEVA CRÓNICA
Vicente Muñoz logra con ‘La poesía es un arma que carga el diablo’ su libro más político, una crítica sin metáforas de la sociedad distópica que nos ha tocado vivir.
Joaquín Revuelta /La Nueva Crónica /22/03/2023
Todavía reciente la publicación de ‘Regresiones’ (Editorial LcLibros 2022), una edición corregida y ampliada de su emblemático libro de 2015 publicado por Lupercalia, que además de ser una novela autobiográfica es también una crónica del León subterráneo y alternativo de los años ochenta que vivió una verdadera eclosión cultural, Vicente Muñoz regresa al terreno poético con ‘La poesía es un arma que carga el diablo’ (Editorial LcLibros 2023), que cuenta en el prólogo y en el epílogo con las firmas de Nacho Escuín y Gsús Bonilla, está dedicado al poeta recientemente fallecido David González y reúne la producción poética de Muñoz desde la pandemia hasta hoy. Sobre la alternancia de géneros literarios que encontramos a menudo en sus frecuentes incursiones en el mundo editorial y la distinta repercusión que sus libros pueden llegar a tener en el público, el poeta, escritor, editor y gestor cultural es consciente del carácter minoritario que siempre ha tenido la poesía, «aunque esa minoría que lee poesía es bastante más fiel que la del resto de los géneros», asegura Muñoz, que se considera en general un autor poco comercial, «escriba lo que escriba», al que nunca le han preocupado demasiado las ventas. «Como autor de poesía, tengo mi puñado de lectores y la verdad es que me he sentido siempre por encima de todo poeta. Mis textos en prosa son a veces muy poéticos. En ocasiones no sé muy bien qué formato elegir a la hora de expresarme, porque me manejo más o menos fluidamente en todos y depende del mensaje que quieras transmitir utilizas uno u otro formato. A mí me gusta mucho la hibridación de géneros. De hecho no es la primera vez que combino en el mismo libro, como por ejemplo en ‘Días de ruta’, poesía y prosa. Hay gente que me dice que mi prosa es muy poética, que mi poesía es muy narrativa, y yo creo que esto es porque soy un escritor todo terreno que me manejo más o menos bien en cualquier género y según el mensaje que quiera transmitir opto por uno u otro formato».
Como creador reconoce que le gusta simultanear todos estos registros. «No suelo estar nunca centrado en un solo libro. Yo soy un escritor autobiográfico, y entonces mi literatura se va formando a medida que voy viviendo, por decirlo de alguna manera. En un periodo de dos o tres años estuve escribiendo dos o tres libros a la vez. Uno normalmente es en poesía, otro en formato narrativo y un tercero en formato de ensayo. Entonces voy acumulando material, que a veces cambia de uno a otro libro, etc, y llega un punto en que tengo el suficiente material de uno u otro estilo literario para montar un libro. Y ahí es donde decido qué selecciono, qué orientación le doy y hacia quién lo quiero dirigir y monto los libros. Muchas veces combino en el mismo libro prosa, poesía, pero normalmente siempre suelo estar trabajando en varios frentes a la vez. Ese es mi proceso de escritura».
En el prólogo de ‘La poesía es un arma que carga el diablo’, Nacho Escuín señala que «no es un poemario fácil», a lo que su autor quiere matizar que se refiere más bien al mensaje que transmite que al propio estilo. «No me gusta la poesía ni la literatura hermética y mi obra entera es perfectamente transparente», reconoce Muñoz, para quien esa dificultad está asociada a la temática que trata. «Desde la pandemia para aquí estamos viviendo en un mundo en el que nadie en este momento quiere ser crítico con la sociedad en que vivimos. Todo el mundo quiere ser políticamente correcto. La poesía social ha enmudecido. Este es un libro realmente muy político, donde yo me posiciono no hacia ningún bando en concreto sino contra todos los bandos en general. En este sentido es un libro de poesía social y de crítica hacia el sistema, hacia el poder, hacia el Gobierno actual. Más que difícil de leer, puede ser un libro molesto de leer para gente que sea políticamente correcta», declara el autor, descontento con los tiempos que estamos viviendo. «No me gusta que me controlen, no me gusta que me impongan lo que tengo que pensar, lo que tengo que decir y mucho menos todavía lo que tengo que escribir. Entonces en este libro yo me he mojado hasta el fondo a la hora de exponer cuál es mi punto de vista, sin decantarme por supuesto hacia ninguna orientación política porque soy un poeta que he criticado en mis libros, de una forma más o menos explícita o implícita, a todos los gobiernos que han pasado por este país. He criticado a los gobiernos de derechas, he criticado a los gobiernos de izquierdas, etc. Lo que pasa es que ahora estamos viviendo unos tiempos donde parece que la libertad de expresión se ha visto muy mermada. Cualquier cosa que se dice es susceptible de censura, de alguna manera. Hay que andar con pies de plomo hasta con el propio lenguaje, cosa que para un escritor y cualquiera que se maneje con el lenguaje y con las palabras pues es muy triste realmente. Y en este sentido es en el que se habla de un poemario difícil, pero más que difícil es un libro comprometido. Lo que tiene que hacer un poeta social en cualquier momento histórico, gobierne quien gobierne», sostiene Muñoz Álvarez, para quien el hecho de que la poesía social en estos momentos haya enmudecido es una manera de sugerir que se ha impuesto la autocensura por parte de los creadores. «Exacto. Eso es lo que yo opino y de hecho no es exactamente lo que yo opine sino que es exactamente la realidad. Es curioso que a lo largo de los cuarenta años de la democracia haya existido la poesía social, en momentos dependiendo de cómo se haya gobernado al pueblo, con más o menos intensidad, dependiendo de las injusticias, de las desigualdades económicas, sociales, etc, pero siempre ha existido poesía social. Desde la pandemia para aquí sin embargo los poetas sociales efectivamente han enmudecido o en todo caso han cambiado su discurso. Han pasado de escribir una poesía clara a escribir en todo caso una poesía hermética que encubre con metáforas la realidad que estamos viviendo. Y yo he sido testigo de esto, entre otras cosas porque me he movido toda la vida en círculos y con poetas colegas del gremio que han practicado este registro y que ahora o bien han dejado de practicarlo por autocensura, por miedo, porque no quieren quedar de políticamente incorrectos, o han simplemente cambiado su forma de escribir. Entonces han comenzado a cambiar la claridad anterior de sus poemas por un hermetismo que pueda de alguna manera disimularlo», sostiene Muñoz Álvarez.
El libro está dedicado al también poeta David González, fallecido recientemente y con el que Vicente Muñoz mantuvo una larga y estrecha relación de amistad, además de ser uno de los mejores representantes de esa poesía social que ahora brilla por su ausencia, por lo que este tributo en forma de libro trasciende lo meramente personal para ir a la esencia literaria. «La conexión entre David González y este libro existe al cien por cien. David González fue durante tres décadas mi compañero, uña y carne, tanto en poética como en ideología, como en la forma de entender el acto poético. La poesía de David y la mía es muy semejante. No tanto quizás en el estilo, que también, pero sobre todo en el fondo y en la forma, pues somos poetas autobiográficos, poetas realistas y utilizando una expresión que él mismo acuñó ‘poetas de no ficción’; es decir, poetas que utilizamos nuestra propia vida y el mundo que nos rodea para escribir poesía, sin necesidad de utilizar ni ficciones ni hermetismos que puedan de alguna manera distorsionar el mensaje de fondo que queremos transmitir. Yo estaba terminando este poemario cuando David ha fallecido y el libro está dedicado a él por varias razones, por identificarme cien por cien con su poesía, por reivindicar por supuesto su figura y su importancia como poeta y de alguna manera también por dar la cara un poco por la hipocresía del mundo en que vivimos. Él mismo se denominaba un ‘poeta maldito’, que tenía una obra inmensa, más de treinta poemarios publicados, y el ‘establishment’ no le permitió nunca acceder a los circuitos comerciales, a la editoriales, a los suplementos literarios canónicos, y sin embargo en el momento en que murió todos esos suplementos, todas esas editoriales, toda esa gente que en vida le ninguneó realmente por lo incómodo de su mensaje poético, ahora se ha lanzado a hacerle tributos, lo que tanto a mí como a amigos comunes nos ha parecido bastante patético y lamentable».
Sobre el título del libro, que tiene un cierto aire cinematográfico y no poca carga de profundidad, Vicente Muñoz reconoce que quiso jugar con dos conceptos. «Por una parte, como te estaba comentando, yo soy básicamente un poeta social y este libro es más social que los anteriores que he escrito, más comprometido que ninguno. Entonces utilicé los famosos versos de ‘la poesía es un arma cargada de futuro’, pero dándole una vuelta de tuerca porque a la vez que es un arma cargada de futuro –un arma para transformar de alguna forma la sociedad– también es un arma por supuesto para criticarla. La carga el diablo en el sentido de que las balas pueden ir dirigidas a ciertas dianas en concreto del poder, como es el caso, pero también en un doble sentido porque aparte de hacia dónde pueden dirigirse las balas hacia afuera, las balas, la pistola o la bomba puede explotar en las manos del propio poeta. Cómo ciertos escritores que se comprometen demasiado, que escriben una poesía incómoda, una poesía no complaciente, se han visto de alguna forma mediatizados y hundidos por su propia poética».
‘La poesía es un arma que carga el diablo’ es un libro que puede decirse que es la antítesis de ‘Regresiones’, la anterior publicación de Muñoz Álvarez. «De hecho son como la cara A y la cara B de la misma realidad. Yo escribí ‘Regresiones’, que es un libro digamos optimista, como un ejercicio de nostalgia y de rememorar los años posteriores a la dictadura, los primeros años de la democracia, la Transición, los años ochenta y noventa, donde existió una libertad creativa hoy en día impensable. Con este libro quise contrastar, porque este es un libro centrado en el aquí y en el ahora, que ha sido escrito en estos dos últimos años y que termina de hecho el día que falleció David hace un mes y medio. Y quiere contrastar de alguna manera aquella realidad que vivimos tan ilusionante, tan creativa, tan libre y tan intensa con este mundo tan distópico que estamos viviendo. Realmente una distopía que pasa por ser una democracia pero que para mí es una sociedad de censura y de control, la mayor que he vivido, pues la franquista no la sufrí porque era un niño, pero en los cuarenta años largos de democracia que llevo viviendo nunca había existido un momento de tal control del poder, de censura, de lo políticamente correcto y todo lo que se sale de ese canon es malo o está mal visto y hay que enterrarlo o ningunearlo. No hay lugar en este momento para la disidencia, que fue lo que precisamente ensanchó la época de la Transición».
lunes, 20 de marzo de 2023
LA POESÍA ES UN ARMA QUE CARGA EL DIABLO: Epílogo por Gsús Bonilla.
Leopoldo María Panero
Hace tiempo dejé de ser alguien de fiar. Me lo hizo saber un tipo que editaba palabras, las ponía un precio y luego las vendía en un mercado. Rememoro aquel comentario —el personaje no viene a cuento— hoy que Vicente Muñoz Álvarez me convoca alrededor de un nuevo libro suyo. A fiarme una vez más sus poemas. Además, me pide que comente algo sobre ellos. Y a mí, que nunca aparto la mirada a los que considero amigos, también me apetece reafirmarme en mis afectos.
A su poemario lo ha titulado La poesía es un arma que carga el diablo. Lo leo y de nuevo sus poemas, como balas, vuelven a encajar en un revólver contundente: otro alegato de honestidad. No mentir, no engañar, no hacer trampa, ese siempre ha sido el compromiso literario y personal, marca de la casa, de él.
Lo subrayo: se apuntala desde la primera página, donde ya alude a la memoria del poeta asturiano David González, sinónimo de franqueza y amigo común. O en la parte final del libro, en el poema dedicado al editor oriundo de la Argentina, también colega nuestro, Rodrigo Córdoba (otro ejemplo de transparencia). Ambos fallecidos lamentablemente durante el proceso de escritura de este libro.
Un libro que podremos ubicar, si se quiere, como pandémico, pero también post-pandémico. Pasado y presente, donde el poeta ha podido volcar el poso de la rabia de ese tiempo como quien colma de agua un abrevadero.
En cuanto a Vicente —o sus heridas— yo quería insistir en un apunte más: cicatrizar cicatrizan bien, si me atengo a que en su conjunto, en los textos, no hay condescendencia alguna, más bien lo contrario. Identifica al enemigo, con entereza apunta y dispara sin contemplaciones.
Ahora, que sea la sed de la jauría la que siga el rastro de la tinta.
Gsús Bonilla, febrero 2023,
mientras celebro y brindo
por la palabra amistad.
A la venta en LcLibros:
EN CASA de JAVIER VAYÁ ALBERT
"La poesía es un arma que carga el diablo"
y el inmenso Vicente Muñoz Álvarez
la dispara como nadie.
Poemario ya en casa.
Javier Vayá Albert
domingo, 19 de marzo de 2023
BEHIND THE RAINBOW
escribir
para agradar
para evadirse
para no pensar
o hacerlo
para cuestionar
para involucrarse
para evolucionar
como lector
y escritor
tú eliges
la ruta
Vicente Muñoz Álvarez
Foto por Marlus Leon
sábado, 18 de marzo de 2023
EN CASA de JOSÉ G. CORDONIÉ
La Poesía es un arma que carga el diablo.
Deseando leerlo, con la celeridad de la parsimonia
que merece la buena poesía.
José G. Cordonié
lunes, 13 de marzo de 2023
LA POESÍA ES UN ARMA QUE CARGA EL DIABLO: Prólogo por Nacho Escuín.
POESÍA CONTRA LA HIPOCRESÍA
Es difícil no vincular la poesía de Vicente Muñoz Álvarez, dada su temática, a aquello que algunos impostan y muy poco tienen: la honestidad. “Siempre es un don”, como diría Claudio Rodríguez, otro poeta de los de verdad, y al mismo tiempo una responsabilidad y una pesada carga que el poeta porta.
Vicente Muñoz Álvarez es un poeta radical, un poeta de verdad, y rompe el lenguaje si eso va a generar el efecto que desea. Tiene a su servicio unos cuantos años de oficio poético y un sinfín de lecturas que van de la mejor literatura beat al realismo más descarnado.
Conocí a Vicente Muñoz a través de otro poeta fascinante, David González, que nos acaba de dejar huérfanos de poesía y realidad, y aún recuerdo esos poemas recitados como balas contra todo aquello que o no le gustaba o no podía soportar. Es algo más que una estética que ambos comparten, por supuesto, se trata también de una sensibilidad excepcional y que en ocasiones los deja desprovistos de todo abrigo ante el frío y los disparos de los otros.
Vicente Muñoz Álvarez es un poeta extraordinario, de los que cada vez hay menos, y ha tomado un camino, seguramente, más complejo pero mucho más interesante y ético. Cada vez que me pongo ante uno de esos poemas, cortados los versos, en ocasiones, como si fueran aforismos, no puedo hacer más que cerrar los ojos y querer ser exactamente como él: alguien importante que todo lo que dice es desde la verdad.
Este, amigo lector, no es un poemario fácil. Se trata prácticamente de una confesión. Es posible que en estos tiempos en los que nadie quiere mojarse demasiado, la lectura del libro pueda parecer rotunda y contestataria. Y lo es, por supuesto que lo es.
Puedo aseverar que en este libro no hay menos compromiso que el de grandes como Celaya, Machado, Blas de Otero o Miguel Labordeta. Y ese compromiso es también con el lenguaje y la búsqueda de las palabras justas. Eso hacen los buenos poetas, retiran todo aquello que sobra en el poema para dejarlo en lo esencial, en aquello que de verdad define una vida.
Pronto tomará de nuevo la carretera y recorrerá España observando atento todo lo que sucede en todos los lugares que va a visitar. Con un poco de suerte nos lo encontraremos o veremos esto mismo desde sus propios libros (ya publicados y los que han de llegar).
Nada tiene más fuerza que la verdad y la verdad es mirar de frente a la vida y afrontar todo lo que venga con valentía y sin perder nunca el verdadero objetivo: ser un poeta por encima de todas las cosas y un individuo que da ejemplo cada vez que abre la boca.
Quizá un día nos lo crucemos en nuestras vidas o caiga en nuestras manos una de estas joyas. Mientras tanto lo que nos queda es pensar en estos poemas como balas que no rehúyen un posicionamiento político ni buscan ser blandos o muchas cosas a la vez.
A mí lo que me queda es intentar parecerme un poco a él, y ser así: honesto, radical y un pedazo de poeta.
Nacho Escuín,
prólogo a La poesía es un arma que carga del Diablo,
de Vicente Muñoz Álvarez
Ya a la venta en LcLibros:
Booktrailer:
domingo, 12 de marzo de 2023
EN CASA de MAX BENÍTEZ
El nuevo poemario de Vicente Muñoz Álvarez, ya en casa. Pura melancolía. No hay dobleces, ni fuegos artificiales, ni guiños para un círculo cerrado, ni subterfugios. Únicamente su palabra, su verdad. Hoy, también la mía.
Max Benítez
sábado, 11 de marzo de 2023
viernes, 10 de marzo de 2023
miércoles, 8 de marzo de 2023
LA POESÍA ES UN ARMA QUE CARGA EL DIABLO en casa de PABLO MALMIERCA
Una de las poéticas más reconocibles, sobre todo, para sus lectores. La poesía de Vicente Muñoz Álvarez en continua búsqueda de la verdad, pues si de algo se le puede acusar es de decir siempre la verdad sin tapujos, sin medias tintas.
Pablo Malmierca
martes, 7 de marzo de 2023
REGRESIONES CON TOMÁS SOLER BORJA
Estaba leyendo este libro en pdf, pero hay historias tan llenas de vida que merecen palparse a manos llenas. Y aquí estamos, en este magnífico planazo de domingo: buena literatura, cielo, mar, los sonidos que son música para estos oídos.
Tomás Soler Borja
sábado, 4 de marzo de 2023
LA POESÍA ES UN ARMA QUE CARGA EL DIABLO: Ya a la venta en LcLibros.
Conocí a Vicente Muñoz a través de otro poeta fascinante, David González, que nos acaba de dejar huérfanos de poesía y realidad, y aún recuerdo esos poemas recitados como balas contra todo aquello que o no le gustaba o no podía soportar. Es algo más que una estética que ambos comparten, por supuesto, se trata también de una sensibilidad excepcional y que en ocasiones los deja desprovistos de todo abrigo ante el frío y los disparos de los otros.
Vicente Muñoz Álvarez es un poeta extraordinario, de los que cada vez hay menos, y ha tomado un camino, seguramente, más complejo pero mucho más interesante y ético. Cada vez que me pongo ante uno de esos poemas, cortados los versos, en ocasiones, como si fueran aforismos, no puedo hacer más que cerrar los ojos y querer ser exactamente como él: alguien importante que todo lo que dice es desde la verdad.
Este, amigo lector, no es un poemario fácil. Se trata prácticamente de una confesión. Es posible que en estos tiempos en los que nadie quiere mojarse demasiado, la lectura del libro pueda parecer rotunda y contestataria. Y lo es, por supuesto que lo es.
Puedo aseverar que en este libro no hay menos compromiso que el de grandes como Celaya, Machado, Blas de Otero o Miguel Labordeta. Y ese compromiso es también con el lenguaje y la búsqueda de las palabras justas. Eso hacen los buenos poetas, retiran todo aquello que sobra en el poema para dejarlo en lo esencial, en aquello que de verdad define una vida.
Nacho Escuín
Ya a la venta en LcLibros:
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MILÁN ODIA: LA POLICÍA NO PUEDE DISPARAR
Dentro del subgénero poliziesco italiano, tan en boga en los años 70, Milán odia: la policía no puede disparar (Milano odia: la polizia non può sparare, 1974), de Umberto Lenzi, es una de las más violentas y despiadadas películas, que aún hoy sorprende por su vertiginoso ritmo y brutalidad.
Desde los mismos créditos de inicio, con la fabulosa banda de Ennio Morricone de fondo, hasta el minuto final del metraje, Milano odia es una montaña rusa de ferocidad y abrumadoras secuencias, llena de crímenes, tiroteos y palizas, que nos mantiene pegados con los ojos como platos frente a la pantalla, dando como resultado un thriller absolutamente demoledor.
Con un impresionante Tomas Milian, que borda su papel de macarra histriónico y enloquecido, un implacable Henry Silva y una bellísima Laura Belli como protagonistas, la película de Lenzi (para mí, sin duda, la mejor de su filmografía) es adrenalina y lumpen en estado puro, sudorosa y sangrienta, sucia y salvaje, un festival de violencia y acción trepidante, que cumple a la perfección su cometido: hacernos pasar un buen rato.
Ni que decir tiene, eso sí, que como tantas y tantas películas de aquella década, en estos tiempos de puritanismo hipócrita y censura que estamos viviendo, algo así sería imposible de filmar sin que rodaran cabezas.
Vicente Muñoz Álvarez
viernes, 3 de marzo de 2023
DE LA CABEZA A LOS PIES
a la realidad
del calzado
donde
se cuecen
las habas
que me dan
de comer
aún
de la cabeza
a los pies
Vicente Muñoz Álvarez
jueves, 2 de marzo de 2023
PLAZA DE LA SOLEDAD
brindamos
en vasos
de plástico
entre apaches
y comanches
cuando
éramos sioux
pocos saben
dónde está
Vicente Muñoz Álvarez
REGRESIONES EN EBOOK
Acaba de salir a la venta en LcLibros la nueva edición ampliada de Regresiones en ebook, además de en papel, para los que prefieran el formato digital.
El enlace de ambas opciones,
en la web de la editorial:
https://literaturascomlibros.es/regresiones
Regresiones es para los que están y para los que no están. Incluso para los que ni estuvieron. Es un álbum temporal de fotos de otro mundo que no va a volver. Porque, lo bueno, que hubo mucho, son tatuajes en la piel. Unos son besos. Otros, cicatrices. Nunca se quitarán. Pero ahora aparecen en forma de páginas imperdibles y palabras de un francotirador que, lo dice, no quiere disparar a matar. Regresiones es un retrato urbano. Aquí no hay ni una sílaba dedicada a la manida seducción folclórica. Regresiones es una colección de impactos de alcance del día a día. De cuando los mandamientos se resumían en dos, porque nada era relativo: «Vivid en la calle, no paréis en casa», o «La sangre aún me hierve cuando pienso en mi mala suerte». Por ejemplo. Y hay ajuste y expiación en esto que también es un «gracias a la vida».
Pacho Rodríguez